En los últimos años son cada vez más docentes, alumnos y alumnas, familias y comunidades educativas reencantados con la educación y la realidad del éxito escolar de todos y todas gracias a las evidencias científicas de impacto social (ECIS) y, en particular, gracias a las actuaciones educativas de éxito (AEE).
Es un panorama ilusionante con el que ahora empezamos cada nuevo curso escolar a pesar de décadas de cierta desmoralización dominante sobre la educación, que ha llevado a no pocos docentes al desencanto y con ello a un lenguaje de la queja que pone en duda que la escuela pueda de verdad transformar la sociedad. Detrás de todo ello, sin duda, están los cambios legislativos continuados con escaso impacto positivo en los centros, las interminables y cansinas renovaciones terminológicas sin calado, la burocratización sin frutos, algunas políticas educativas segregadoras con el resultado de más fracaso (los agrupamientos por nivel, por ejemplo) y la innovación sin reflexión, basada muchas veces en bulos y ocurrencias.
Con todo, es un panorama ilusionante, decimos, porque de manera especial en los últimos años, coincidiendo con la pandemia de la COVID-19, las dificultades se han convertido más que nunca en posibilidades también en educación. La comunidad científica, los docentes y las comunidades educativas, en cocreación, están demostrando que, en palabras de Freire, ante todo somos seres de transformación, no de adaptación, y que la escuela deja de ser reproductora de desigualdades si se aplican las actuaciones que han demostrado lograr el éxito académico de todos y todas en total inclusión.
Ese reencanto, ese lenguaje de la posibilidad compartido por más y más personas al iniciarse cada curso escolar ha sido posible gracias al aprendizaje dialógico, fundamentado en sus 7 principios, y a las AEE:
1. Las AEE han ofrecido a los docentes evidencias de impacto social con las que se han fortalecido y reencantado.
“La mejor formación que he tenido; uno de esos momentos en educación que se te abre un poco el cielo” (docente en una formación sobre el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos).
Actuaciones que les ofrecen aquello que de verdad ha demostrado que funciona en cualquier contexto, con dimensión instrumental y solidaridad a un tiempo, para lograr el éxito académico de todos y todas a nivel cognitivo, emocional, ético y social y en total inclusión.
2. Las AEE han traído el reencanto también a las familias.
“Ha sido un orgullo para mí poder participar en esta comunidad llena de bellísimas personas de las cuales he aprendido mucho de todos y cada uno que lo hacen posible. Gracias por iluminar los caminos de todos aquellos que lo necesitan… por el cariño y por todo ese apoyo y valores que día a día son el ejemplo de muchos… Me ha enseñado a mirar desde los ojos del que enseña y también del que lo recibe. Eso me ha hecho crecer como persona, tener otras perspectivas, otro prisma” (madre voluntaria en grupos interactivos y tertulias dialógicas).
Las AEE abren un camino de participación educativa de la comunidad, en base a las evidencias, que tiene en cuenta la inteligencia cultural de todos y todas, mejora las propias expectativas y las que se proyectan hacia los demás y logra la transformación.
3. El alumnado, con los grupos interactivos, las tertulias dialógicas, la biblioteca tutorizada…, aprende y crea amistades asegurando la igualdad de diferencias y con plena creación de sentido en unos procesos de enseñanza-aprendizaje donde toda la comunidad participa a través de las AEE.
“Estas actuaciones… nos ayudan a convivir entre nosotros y a aprender a respetar y a escuchar a todo el mundo” (alumna de la ESO sobre las AEE); “Es la primera vez que me sale bien lo de estudiar.” ”Yo quería ser «avionista», pero ahora sé que lo que quiero ser es profesor” (alumno de 1º ESO tras su primer día en una biblioteca tutorizada).
Está demostrado que el optimismo, la esperanza (con espíritu crítico y conscientes de las dificultades, pero en comunidad y guiados por las evidencias), es la postura más inteligente y útil para cambiar la sociedad. Las AEE y el reencanto de cada vez más comunidades educativas en diálogo igualitario lo demuestran y son un buen ejemplo de ello cuando transforman y mejoran sus realidades para todos y todas sin excepción.