El consentimiento sexual es esencial para mantener relaciones sanas y libres. La literatura se ha centrado en el análisis de las señales verbales y no verbales que se manifiestan durante los encuentros sexuales. Sin embargo, un estudio reciente va más allá de estas señales y pone el foco en un aspecto que aún no se había estudiado: cómo influyen las interacciones entre hombres jóvenes que no son sus parejas en su actitud y percepción del consentimiento sexual. Este enfoque plantea cuestiones importantes que analizamos en este artículo.
El impacto de la presión social
«Muchas veces nos sentimos obligados por nuestros amigos que intentaban convencernos cuando tal vez no queríamos nada.»
A la hora de iniciar una relación, la presión social que puede llegar a experimentar un chico en su grupo de amigos puede conducirle a tomar decisiones que nada tengan que ver con su deseo, sino con la presión para seguir las normas tradicionales de masculinidad dominante. Pueden sentirse presionados a conquistar a una chica por el miedo a que sean percibidos como débiles o menos hombres. En este sentido, el consentimiento sexual se ve influenciado no solo por el contexto de la relación en sí, sino también por las interacciones entre el grupo de iguales. Estos actos coercitivos no solo dañan su autoestima y su atractivo, sino que también les quitan la oportunidad de vivir relaciones llenas de deseo y libertad, relaciones con consentimiento.
Normalización de actos coercitivos
«Entre los chicos solemos ser bastante duros entre nosotros. Recibimos muchas bromas. Conozco algunos casos en los que un chico intenta empezar una relación y no lo consigue. Entonces sus amigos, en lugar de aceptarlo, empiezan a provocarlo: ‘No has llegado a ninguna parte. Tenías que hacer esto o aquello. Vuelve a intentarlo’. Lo empujan a seguir intentándolo. Cuando es una sola persona la que empuja, es una cosa, pero cuando lo hacen varias, realmente depende de lo fuerte que seas.»
Lo que más preocupa es que estos actos coercitivos se normalizan entre los jóvenes, que pueden llegar a sentir una presión constante para lograr conquistas sexuales por encima del consentimiento. En el artículo encontramos relatos en los que chicos animan a otros chicos a aprovecharse de chicas vulnerables que se encuentran bajo los efectos del alcohol, así como a persistir ante un rechazo, ignorando las negativas claras de la chica. Estas dinámicas fomentan un entorno que ignora la autonomía y los deseos de los demás, normalizando acciones que violan el consentimiento mutuo.
Redes upstander y nuevas masculinidades
«Un chico invita a una chica, a la chica no le interesa y el grupo insiste. Yo termino en medio, diciéndoles que paren porque no quiero que la chica la pase mal. Pero sí, te enfrentas a las consecuencias: la gente te empieza a mirar mal. Quizá nadie dice nada, pero la actitud cambia.»
El apoyo entre hombres que promueven relaciones libres y consensuadas juega un papel crucial en la prevención de situaciones que violan el consentimiento. Muchos hombres se oponen a las conductas coercitivas. Al hacerlo, por un lado evitan relaciones violentas y, por otro lado, ayudan a sus compañeros a no ceder ante las presiones y a disfrutar de relaciones basadas en el respeto y el deseo mutuo.
Es crucial crear redes de upstanders que promocionen nuevas masculinidades alternativas, una red de apoyo entre hombres que luchen contra los actos coercitivos, impulsando relaciones libres basadas en el consentimiento y el deseo. Para ello, es necesaria la implementación de una educación afectivosexual basada en evidencias científicas en los centros educativos, para crear una cultura donde el consentimiento y el respeto mutuo sean las bases de las relaciones sexuales y afectivas.