Con el inicio de este nuevo año, es momento de reflexionar sobre lo vivido y proyectar nuestros deseos para los meses que tenemos por delante. Venimos de unas fiestas navideñas llenas de ilusión y sueños reflejados en la mirada de los niños y niñas, pero también marcadas para muchos por la pérdida y la tristeza. Ahora, más que nunca, es fundamental seguir iluminando el 2025 con la solidaridad que debe estar presente en nuestras vidas y en nuestras relaciones. Por ello, deseo para la infancia que, a pesar de las tragedias y las dificultades que nos rodean, logremos llenar sus miradas de esperanza, amistad y amor.
Esperanza por un futuro más prometedor
Algunas escuelas ya están trabajando para asegurar que todos los niños y niñas de sus aulas reciban este regalo, creando un futuro más prometedor mediante la solidaridad, el compromiso y la investigación. Desempeñan un papel clave en la protección de la infancia y en la recuperación de las comunidades, centrándose en garantizar sus derechos básicos y su bienestar emocional.
En momentos críticos, es esencial que las escuelas se transformen en refugios que promuevan la resiliencia comunitaria. Esto se logra a través de la creación de espacios seguros y solidarios que protejan a los niños y niñas y a sus familias, asegurando que no enfrenten situaciones difíciles en soledad y sembrando esperanza en cada uno de sus espacios, transformando las dificultades en posibilidades. Es especialmente importante en un mundo en el que los riesgos asociados a situaciones adversas aumentan.
Amistades verdaderas que nos protegen e impulsan
La amistad es una de las claves más importantes para proteger a la infancia, ya que proporciona un escudo protector frente a situaciones de violencia y promueve el bienestar emocional. Para construir relaciones de amistad verdadera que impulsen y protejan, es esencial crear entornos seguros libres de violencia y crear espacios de diálogo igualitario, donde este valor sea promovido desde la primera infancia. Desde mi infancia, siempre he deseado profundamente que todos los niños y las niñas puedan contar con al menos un amigo o amiga, que les brinde apoyo y protección en momentos difíciles.
Un ejemplo inspirador de cómo la amistad fortalece la resiliencia en la infancia se vivió durante la DANA de Valencia. En medio de estas circunstancias adversas, a través de actividades como el envío de cartas y el acogimiento de niños y niñas en escuelas que fomentan estos valores, se tejieron relaciones de amistad que, seguramente, perdurarán en el tiempo. Estas relaciones demostraron que la solidaridad y el apoyo social no solo son factores clave para superar adversidades, sino que también ayudan a transformar las dificultades en oportunidades. Transformaron una situación compleja en una oportunidad para fortalecer los lazos dentro de la comunidad educativa.
Un amor lleno de bondad, pasión y libertad
El amor, al igual que la amistad, tiene el poder de transformar vidas cuando se cultiva desde la bondad, la libertad y la pasión. Educar en el amor y con amor es un regalo inestimable para la infancia, ya que no solo mejora la convivencia en las aulas, sino que también prepara a los niños y niñas para construir relaciones saludables y satisfactorias a lo largo de su vida. Tal como nos enseñan las investigaciones más recientes, fomentar relaciones basadas en el respeto, la solidaridad y el buen trato no solo reduce la violencia, incluida aquella instaurada en nuestras sociedades por un capital depredador que perpetúa dinámicas tóxicas y desigualdades, sino que también mejora el aprendizaje y fortalece la capacidad de superar adversidades. Si logramos que el amor se convierta en un valor visible y deseable en cada interacción y en cada espacio de aprendizaje, estaremos contribuyendo a un futuro lleno de esperanza, donde las relaciones humanas sean el motor de una sociedad más libre y justa.
En este momento de reflexión y esperanza, hagamos de este deseo para la infancia una prioridad en nuestras escuelas. Este nuevo año, comprometámonos a asegurar que cada niño y niña se sienta respaldado y protegido, sin importar las circunstancias que enfrente. Al hacerlo, no solo estamos invirtiendo en su bienestar presente, sino también en su futuro, construyendo un mundo donde la esperanza, la amistad y el amor prevalezcan, y donde todos los niños y las niñas puedan soñar y alcanzar su máximo potencial.
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Doctora en Educación. Durante 10 años, pedagoga y orientadora educativa en diversidad de contextos. Actualmente, profesora de la Universidad de Valencia.