Recientemente leí que miembros de la comunidad de Harvard estaban investigando la ciencia del amor, explorando el amor en todos los aspectos de nuestras vidas y dando apoyo para construir una vida llena de amor. Me pareció muy interesante porque, como dicen, el amor está en muchos ámbitos de nuestra vida: la amistad, las conexiones, las relaciones afectivosexuales o nuestras profesiones. Nos hemos propuesto hacer una serie de artículos que traten sobre la importancia del amor en las vidas de las personas y los impactos positivos que tiene vivirlas así.
En este primer artículo nos centraremos en el amor en las aulas. Cuando yo era pequeña, tuve a un profesor que hablaba mucho del amor; del amor a las personas, de la importancia de cuidar a los que más lo necesitan, a tu familia y amigos. Fue un mensaje que nos caló a muchas y muchos de los que estábamos en sus clases. Más tarde, conocí la teoría del Radical Love de Jesús Gómez y volvió a calar en mi vida, porque dio respuestas a muchas vivencias que eran difíciles de entender. Una de las ideas de su teoría es que «la base para tener unas relaciones satisfactorias está en nuestros gustos, preferencias, deseos y atracciones, y en cambiarlas cuando no son convenientes».
No estoy segura de si todas las personas que trabajamos vinculadas a la educación tenemos clara la importancia de educar en el amor y con amor, y si lo hacemos de forma consciente. John Miller escribe sobre el papel que juega el amor en las aulas; las evidencias científicas respaldan algunas de sus ideas, aunque no otras. Por ejemplo, él dice que hoy en día en educación no se habla mucho de amor y belleza pero no explica científicamente el motivo. Las investigaciones han demostrado que el capital depredador ha influido en parte de la población de tal forma que la belleza y el amor no se consideran atractivos, sino todo lo contrario, y esto llega a las aulas en las que las relaciones están impregnadas de este discurso coercitivo. Este puede ser uno de los motivos que lleva a algunos educadores y educadoras a no llevar a las aulas el amor y lo bello.
Sin embargo, cuando en el aula las relaciones se construyen con la base del cuidado, de la amistad verdadera, de la ayuda, del buen trato y la solidaridad, y estas relaciones son las atractivas y las que sueñan, todo cambia. Mejora el aprendizaje de todos, reduce mucho la violencia y, lo más importante, dejan de gustar los que no se relacionan con amor.
Comparto un impacto entre muchos. Una madre, que llegó de otro país, vino de voluntaria a la clase. Una de las cosas que más le sorprendieron y gustaron es que había muchos mensajes de amor por el aula, por ejemplo: «el amor es fuerte y valiente» o «los amigos y amigas siempre se tratan bien». Tener presente el amor en las relaciones fue clave para que su hijo aprendiera muy rápido a leer y escribir y se pusiera al nivel de la clase, además de crear bonitas amistades que después de más de 8 años aún perduran.
Si la educación quiere ser una herramienta de transformación social, puede comenzar a mirar a las evidencias científicas e introducir el amor en cada interacción, en cada aprendizaje, mostrarlo como algo deseable que les va a permitir ser más libres, mejorar sus vidas y las de otras personas.
[Imagen: Freepik]
Doctora en Educación. Durante 23 años maestra de pedagogía terapéutica y educación primaria y 8 años directora del CEIP L'Escolaica. Profesora sustituta en la Universidad de Valencia.