Durante el transcurso de la infancia y, sobre todo, a partir de las primeras relaciones afectivosexuales, las chicas y los chicos tienen especial preocupación por gustar a sus iguales. La construcción social de los perfiles “más atractivos” y “más deseables” condiciona directamente la percepción de los mismos y, en consecuencia,  sus preferencias y elecciones. La popularidad, tener muchos «me gusta» en las redes, la superficialidad, o tener una comunicación verbal y no verbal acaparadora, descalificadora, dominante… son factores que afectan la manera de relacionarse, de elegir relaciones.

El espejismo del ascenso, definido por Puigvert y Flecha, hace referencia al «fenómeno en el que adolescentes y jóvenes creen erróneamente que estar en una relación sexual-afectiva con una pareja irrespetuosa, sexista o imponente aumentará su atractivo y estatus social». En realidad, ocurre lo contrario y, consecuentemente, se desencadena directamente la violencia de género en esas relaciones. 

La percepción de alcanzar popularidad, atractivo y éxito social en diferentes contextos (como las redes sociales o grupos de iguales) por mantener relaciones afectivosexuales con masculinidades tradicionales dominantes (MTD) es una trampa que suele desembocar en humillaciones, abusos de poder o sexuales, críticas despreciativas sobre la propia imagen, sobre la manera de pensar y de ser… llegando a deteriorar gravemente la autoestima y el autoconcepto y, por tanto, la salud mental y física de las chicas que lo sufren. Muchas se han visto en fotografías comprometidas subidas a las redes sin consentimiento, ignoradas en público o vejadas con comentarios sexistas delante de los y las demás por parte del chico con quien han tenido una relación.

En este contexto, el discurso coercitivo, la presión del grupo de iguales y el afán por mejorar el propio estatus fomentan el deseo y la elección hacia MTD, las cuales ejercen poder menospreciando tanto a las chicas como a los chicos que no siguen los roles de género agresivos y violentos. Pero no todos los chicos reaccionan igual ni todos se dejan llevar por la corriente dominante; las nuevas masculinidades alternativas (NAM) se posicionan activa y públicamente rechazando cualquier tipo de violencia y ante cualquier encubrimiento de la misma y, por tanto, protegen con valentía a las víctimas, a la vez que brindan la oportunidad de vivir relaciones y experiencias verdaderamente bonitas, basadas en el respeto, la valentía, la ilusión y el placer; donde la belleza humana se construye a través de los mejores sentimientos, sin dar cabida a los miedos de ser una misma, sin dar cabida a la dominación, la humillación ni el desprecio.

Desde la perspectiva de la socialización preventiva de la violencia de género, es clave visibilizar y reflexionar en escuelas, institutos y universidades sobre el concepto del espejismo del ascenso, sobre los factores socializadores que lo promueven y sobre sus consecuencias, ya que mediante la creación de espacios dialógicos seguros se  establecen interacciones entre iguales que transforman el deseo de la infancia, de la adolescencia y de la juventud, hacia  relaciones igualitarias libres de violencia.

Por todos estos aspectos, es determinante proporcionar, desde las políticas educativas, formaciones preventivas de la violencia de género con impacto social, para poder seguir soñando y trabajando por la prevención y la erradicación de la violencia de género en nuestras sociedades.

[Imagen de Mircea Iancu en Pixabay]
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Maestra de primaria. Participante de la tertulia pedagógica dialógica "A Muscles de Gegants"