Relatos de mujeres con TEA
Para comprender más acerca del trastorno del espectro autista (TEA) en mujeres es necesario que las investigaciones tengan en cuenta los relatos de las propias mujeres, para identificar formas de contrarrestar esta desigualdad de género. En este estudio se da voz a mujeres de 22 a 30 años que obtuvieron un diagnóstico tardío en TEA, mostrando sus experiencias vitales, su dificultad a la hora de obtener un diagnóstico, diferentes problemas de salud mental, infravaloración de la sintomatología por parte del personal médico, así como sentimientos de incomprensión, acoso escolar y sus esfuerzos y dificultades sociales al intentar encajar en el estándar de mujer.
“Cuatro a cinco años de tratamiento para la depresión y la ansiedad… años de terapia de conversación… y ni una sola vez nadie sugirió que tuviera algo más que depresión”.
«Cuando me acosaban, me dijeron que no me enfadara con estas chicas y, en realidad, solo las estaba molestando siendo yo misma».
“Automáticamente imito lo que otras personas hacen, lo que dicen, cómo dicen las cosas, fui a campamentos en el extranjero… y regresaba con un fuerte acento. Pero no puedo poner acento conscientemente… mi forma de afrontarlo es imitando”.
Uno de los aspectos que remarcan estas mujeres a la hora de afrontar el TEA es su capacidad para formar amistades, mantenerlas y saber qué se espera de ellas. Para ellas fue importante saber identificar sus amistades para protegerse del acoso al que, a menudo, se encontraban sometidas.
“Esta persona en cierto modo lidió con esto y siguió siendo mi amigo después, [así que] deben de ser buenos amigos”
“No saber qué se esperaba de mí, no poder saber cuándo brindar apoyo o con qué frecuencia ponerme en contacto”
“Los chismes… en las mujeres pueden ser bastante difíciles… si están hablando de alguien a veces es difícil saber si están… [siendo] malas… sabes que te preocupa que si dices algo inadecuado con otras mujeres, se hablará de ti a tus espaldas”
Por otro lado, es impactante cómo las mujeres de este estudio relatan experiencias de abusos sexuales generalizados por la presión social a la que se encuentran sometidas. Esto demuestra la gran importancia de crear espacios seguros en los que hablar de educación sexual en los centros educativos y de estar alerta ante este tipo de situaciones en las que se ven gravemente condicionados el consentimiento afectivosexual y los actos comunicativos.
“Casi me siento presionada por la sociedad a hacerlo porque te dicen que esto es lo que se espera de ti para ser una buena novia y piensas, si no lo hago, entonces no estoy cumpliendo con mis deberes”
«Porque no sentimos el peligro y no podemos. Esa es una razón, creo que no lees a la gente para poder decir si dan miedo, estás tan desesperada por tener amigos y relaciones que, si alguien muestra interés por ti, te dejas llevar y tiendes a no aprender de las habilidades de seguridad de los demás»
“Seguí tratando de romper con él y cada vez que lo hacía él decía que no conocía mis propios sentimientos… Estaba al límite de mi ingenio, me sentía tan atrapada”
Es importante que escuchemos las voces de estas mujeres que expresan lo difíciles que fueron sus vidas sin un diagnóstico que explicara la incomprensión que sufrieron en su entorno. En los centros educativos debemos estar atentos y atentas a la identificación temprana de necesidades educativas especiales, actualizarnos a través de las evidencias científicas respecto su identificación y, especialmente, eliminando barreras del contexto que les impidan acceder al aprendizaje y asegurándonos que se promuevan interacciones sociales de calidad.