Día a día en los contextos escolares, se aprecia cómo el discurso coercitivo dominante intenta imperar en las interacciones sociales. Frases hechas y expresiones como: «los que se pelean se desean», «quien bien te quiere te hará llorar», «si pasa de ti, es que le gustas»… siguen subyaciendo y perpetuando la atracción a la violencia. Por otro lado, se suele tachar de “micromachismos” a ciertas actitudes afables, comedidas y atentas, lo cual promueve también la atracción a la violencia y, en consecuencia, aumenta la violencia de género.
Algunos ejemplos serían los siguientes: cuando un chico ayuda a una chica a llevar el material escolar en un cambio de clase y alguien ridiculiza dicha ayuda; cuando un chico espera a su amiga para acompañarla a casa y se le califica de cursi o cuando, simplemente, se tiene una atención de protección y se etiqueta a ese chico de “poco feminista” por la suposición, que está de moda, de que “las chicas se salvan solas”. Sin embargo, sabemos que los niños y chicos con actitudes NAM (nuevas masculinidades alternativas) se posicionan ante estos discursos, mostrándose seguros de sí mismos y coherentes en sus actos. Porque tratar bien, ayudar, proteger y cuidar es de personas valientes, fuertes e inteligentes que no se dejan arrastrar por conceptos pseudocientíficos como los micromachismos.
Afortunadamente, delante de estas situaciones, ya en muchos entornos académicos y sociales, se rompe el silencio gracias a las evidencias científicas de impacto social. A través de las tertulias feministas dialógicas, científicas, literarias y pedagógicas con la comunidad educativa, se contribuye a la erradicación y a la prevención de la violencia de género desde las primeras edades. En estos espacios es donde se desmonta el bulo de que el micromachismo genera violencia de género y donde ganan atractivo las actitudes de las NAM. A través de los actos comunicativos dialógicos y del lenguaje del deseo, se hace posible la construcción del conocimiento, ya que visibilizar y verbalizar circunstancias donde ha habido coerción, desprecio, humillación… ayuda a detectar el discurso coercitivo dominante y, por consiguiente, a crear un giro en la atracción hacia las relaciones con consentimiento: bellas, apasionadas e igualitarias. Relaciones donde no se ejerce violencia de ningún tipo, donde se rechazan actitudes despreciativas y donde se construye la amistad y el amor.
En este contexto se ratifica la valentía y la bondad de las personas que ayudan, que tratan bien, que son solidarias, que no ríen las burlas ni difunden rumores e insultos, sino que se muestran seguras de sí mismas, coherentes con lo que piensan, dicen y hacen. Estas actitudes impulsan la creación de redes de apoyo entre las personas que participan en las tertulias. De esta manera es posible posicionarse contra todo tipo de violencias, porque las personas están protegidas y porque saben que lo realmente ridículo es esconderse detrás de los bulos.
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Maestra de primaria. Participante de la tertulia pedagógica dialógica "A Muscles de Gegants"