En este periódico tenemos varios artículos en los que se muestran ejemplos sobre cómo el papel del profesorado impacta en el desarrollo del alumnado, de un modo u otro.
En los diálogos en los que recordamos nuestro pasado educativo aparecen en la memoria referencias a docentes que han marcado nuestra formación. Aquella maestra que nos ayudó en un momento clave; el profesor que explicaba de forma maravillosa aquellos conceptos que, siendo difíciles, parecían fáciles; la profesora que confió en nosotros para poder desarrollar habilidades que, aún hoy día, concebimos como especiales para seguir con nuestro trabajo y nuestros sueños; el profesor de la universidad con el que pudiste empezar a colaborar y que te ayudó a comprender que el funcionamiento de alto nivel y de forma solidaria podrían ser ideas complementarias para la excelencia.
Por otro lado, en la memoria también puede haber recuerdos sobre todo lo contrario: tener que salir del aula por tener bajo rendimiento y las consecuencias sociales de menosprecio por parte de los compañeros de clase; el rechazo a una asignatura porque un profesor nos ridiculizó ante la clase; no recibir respuesta ni apoyo, por parte de las maestras, ante la agresión por parte de un grupo de compañeras.
Esta investigación clarifica que el profesorado que genera relaciones positivas en el aula es el que:
- crea interacciones cálidas y de apoyo;
- responde a las necesidades sociales, emocionales y académicas;
- fomenta actividades grupales;
- estimula la inclusión de todas las personas con actuaciones exitosas;
- informa de forma clara sobre expectativas y consecuencias.
La primera conclusión que se puede extraer es clara: las habilidades que tiene el buen profesorado, sin ninguna duda, contribuyen a generar aprendizaje en el alumnado. Si bien existen diferencias individuales, puesto que las variables que afectan al impacto que tiene en cada alumno son diversas, sí sabemos que el efecto será positivo en el desarrollo social, emocional y académico.
La segunda conclusión es que esta creación de relaciones positivas se correlaciona con las relaciones positivas entre el alumnado, por lo que se mejora la convivencia.
La tercera conclusión se concreta en las mejoras de resultados que obtiene el alumnado en áreas como ciencias, matemáticas, lengua y comprensión lectora.
Por último, los efectos de estos impactos positivos en el alumnado, vinculados a la seguridad, la competencia y la independencia, se perciben como duraderos.
Teniendo en cuenta que son muy diversas las interacciones que impactan en el desarrollo del alumnado, el papel que tiene el profesorado es uno de los más importantes, por lo que se debe hacer un esfuerzo intenso en la promoción de la formación de calidad que pone el foco en estas habilidades.