Todas las personas sabemos, en mayor o menor medida, que las amistades pueden influir en los gustos, las preferencias, las relaciones afectivosexuales y los hábitos de una persona.

También influyen en nuestra vida académica y, como muestra el estudio “Learning in friendship groups: developing students’ conceptual understanding through social interaction”, las amistades también crean un contexto implícito de aprendizaje para el desarrollo de conceptos. 

A través de dos grupos focales de alumnado de primer curso se analizaron las percepciones y experiencias de aprendizaje de los estudiantes y se analizaron algunos temas importantes a tener en cuenta en el día a día docente. 

El primero de ellos es la conceptualización propia de aprendizaje, entendido como un proceso social con el fin del resultado individual. El estudio muestra que no siempre el aprendizaje en grupo es visto como positivo, ya que algunos de los estudiantes analizados han tenido experiencias negativas como los “free riding” (polizones), aquellos miembros que se aprovechan de los logros del grupo, y la posibilidad de que se produzca el “sucker effect” (efecto ventosa), es decir, que otros miembros del grupo respondan a los “free riders” uniéndose a ellos. 

Este concepto de aprendizaje en grupo tiene la finalidad de la tarea académica y se elimina cuando el objetivo se ha cumplido, sin relaciones ni interacciones personales que trascienden el objetivo educativo. 

El segundo de los aspectos es el trabajo colaborativo a través de grupos de amigos. En este punto, el estudio sugiere que las interacciones llevadas a cabo con amigos pueden servir de mucha utilidad para el estudiante, ya que este las utiliza como referencia de su propio aprendizaje. La amistad es vista como un recurso de ayuda cuando tienes algún problema para entender alguno de los conceptos trabajados. Además, sirven de mecanismo de apoyo cognitivo, social y emocional para el estudiante en los entornos formales.

Esta forma de organización como “comunidad implícita” no se forma con el deseo de conseguir un objetivo de aprendizaje pero, una vez formada, genera un contexto propicio para el aprendizaje. 

Estos grupos están formados por amistades que crean un contexto seguro y tienen como base la confianza, donde cada persona sabe que puede preguntar cualquier duda sin temor a ser juzgada. 

Ahora es nuestro turno. Tenemos la evidencia. ¿Qué se puede hacer con ella para que genere la mayor mejora posible? Fomentemos las relaciones interpersonales en espacios de diálogo dentro y fuera de clase. 

Un ejemplo característico son las tertulias dialógicas. En el caso de la investigación analizada, las tertulias científicas dialógicas generan las mejores interacciones entre el alumnado, poniendo en marcha el entendimiento de los conceptos trabajados gracias a la discusión, explicación y aplicación a “la vida real”. 

Estas son la mejor forma de aumentar las interacciones de calidad entre iguales, haciendo que el alumnado se conozca más, que descubran sus puntos en común y se fomenten relaciones libres de toda coacción. En última instancia, se genera un espacio propicio para la creación y el fomento de amistades verdaderas, de esas que generan un contexto óptimo para el aprendizaje. 

[Imagen: Pixabay]
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Maestro de música y primaria en el colegio Virgen de la Salud de Elda