Una vez en marcha el curso es muy ilusionante ver cómo muchos docentes y centros planifican, solicitan y empiezan sus planes de formación de centro orientados a las actuaciones educativas de éxito (AEE) y a las Comunidades de Aprendizaje. Lo hacen con el único objetivo y sueño de mejorar académica, personal y socialmente las vidas de sus alumnos y alumnas y de sus familias, así como sus propias vidas profesionales y también personales. Son sueños de transformación de siempre que por primera vez se afrontan con una ilusión nueva y distinta porque, por primera vez, saben que será con base en las evidencias que no van a traicionar su profesionalidad con imposibles y ocurrencias vanas que habitualmente fracasan y que, tras el fracaso, culpabilizan.

Las AEE son otra cosa; desde hace ya algunos años son cada vez más conocidas y demandadas y se sabe del Proyecto INCLUD-ED del 7º Programa Marco de la UE (2007-2013) en el que fueron identificadas. Cada vez más personas saben que las AEE no son ni “buenas prácticas” o “mejores prácticas” ni una metodología y que, frente a unas y otras, son muchas las diferencias que las identifican como la mejor evidencia disponible hasta el momento en educación.

Es un derecho humano conocer y dar a conocer lo que hace que las AEE (los grupos interactivos, las tertulias dialógicas, la formación dialógica del profesorado, el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos, la formación de familiares y la participación educativa de la comunidad), sean mucho más que metodologías o buenas y mejores prácticas. Por ello merece la pena recordarlo y compartirlo con alumnado, familias, docentes y comunidad educativa:

  1. Las AEE son acciones que funcionan siempre y en cualquier contexto, mejorando el aprendizaje, los resultados y la convivencia.
  2. Consiguen, además, una mejora transformadora, a un mismo tiempo en todos los niveles del aprendizaje académico: en lo cognitivo, en lo emocional y en lo ético y social.
  3. Son evidencias científicas de impacto social (ECIS), muy avaladas por la comunidad científica internacional, con una acción transformadora que logra, en plena inclusión y en colaboración con las familias, mejorar los contextos y lograr el éxito académico de todos los niños y niñas sin distinción, superando las desigualdades.
  4. Por otro lado, a diferencia de las metodologías, las AEE implican una organización dialógica de la comunidad educativa, del centro y del aula. Están vinculadas a una concepción del aprendizaje basada en las mejores investigaciones científicas del siglo XX, de Vigotsky a Ramón Flecha, pasando por Paulo Freire, sobre cómo aprendemos las personas (a través de interacciones con el lenguaje).
  5. Las AEE se sustentan en el aprendizaje dialógico que, partiendo de esa evidencia de cómo aprendemos, ha identificado 7 principios clave para conseguir que esas interacciones con el lenguaje (claves para el aprendizaje) sean diversas y de máxima calidad a través del diálogo igualitario, la inteligencia cultural, la dimensión instrumental, la solidaridad, la transformación, la creación de sentido y la igualdad de diferencias.

El mayor conocimiento de las AEE, del impacto social y mejora que generan en todos los niños y niñas, en todo el centro y en toda la comunidad educativa está propiciando que se implanten cada vez más y que cada vez más empiecen a formar parte de las políticas educativas. Poco a poco, por tratarse de la mejor evidencia disponible hasta el momento, seguir el camino de las AEE se está revelando más como un imperativo ético que como una opción pedagógica más. Las AEE, como evidencias científicas de impacto social, logran cumplir el sueño de todo docente de lograr la mejor educación y el éxito escolar y social para todo su alumnado.

Las AEE han abierto un camino para la educación que estaba minado por las desigualdades sociales, por el lenguaje de la queja, por la burocratización… Un camino que vuelve a abrirse reencantando a los y las docentes y situándoles en el lugar que se merecen profesionalmente, respaldados por la mejor evidencia científica disponible y en colaboración con los investigadores e investigadoras, con su alumnado, con las familias y con toda la comunidad educativa.

[Imagen: iStock]

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Profesor de enseñanza secundaria. Catedrático de Lengua castellana y literatura. Miembro fundador de Asturias AEBE.