En la actualidad, liderazgo y creación social son conceptos complementarios en algunos contextos, y ello permite comprender la realidad social y algunas de sus transformaciones más recientes.
Las ciencias sociales necesitan dar un salto cualitativo […] Algunos ámbitos de humanidades tienen el concepto de creación artística que deja claro la aportación que, por ejemplo, personas como Picasso han hecho a la humanidad […] Las ciencias sociales requieren el concepto de creación social que deje muy claras las aportaciones que están haciendo a la mejora de la realidad social (Flecha, 2014)
El liderazgo debe dejar de responder a unas características individuales para entenderse como un proceso que requiere de un contexto en el que las capacidades de liderazgo se promuevan. Entonces, brotan esas capacidades en diferentes personas del entorno, y revierten en la mejora de la sociedad de manera sostenible.
Desde una visión tradicional, se ha entendido el liderazgo de tipo individual, en el que existen líderes y seguidores. Algunos autores como Day ya pusieron de relieve la desconexión entre la práctica del liderazgo, desde esta perspectiva, y su base científica. Drath, por su parte, afirmaba que el liderazgo se entiende como un proceso social que implica a la comunidad. En las organizaciones escolares, el papel del liderazgo se ha ido desarrollando ampliamente, demostrándose que es uno de los factores que más influyen en la mejora educativa, tanto en los resultados académicos como de convivencia en los centros.
Considerando los avances en liderazgo vinculados a la temática de la creación social, como se ha visto, el liderazgo tiene influencia en la mejora de los resultados de las organizaciones y en el aumento del bienestar de las personas. Por ello, ambos conceptos son cruciales para comprender las transformaciones, así como para incorporar las voces de quienes son protagonistas. Como ejemplo en las comunidades de aprendizaje, tenemos el liderazgo de una voluntaria que dinamiza las sesiones de grupos interactivos y que contribuye a la mejora de los resultados académicos. También, el papel que ejerce el propio alumnado “upstander” para la mejora de la convivencia.
En las asambleas realizadas en nuestro centro educativo y en otros, a través de las voces de quienes son los y las protagonistas de estos cambios, se han podido constatar y recoger casos de éxito en:
- la integración social del alumnado y de sus familias extranjeras o refugiadas a partir de su participación en las escuelas;
- alumnado que supera el riesgo de exclusión social, gracias al liderazgo de profesorado, familiares o voluntariado en la biblioteca tutorizada;
- la inclusión de alumnado con necesidades especiales a través de su participación en grupos interactivos o tertulias literarias dialógicas;
- las interacciones que mejoran la convivencia disminuyendo la influencia del discurso coercitivo dominante y dotando de mayor libertad de elección al alumnado;
- y, finalmente, también en el ámbito del profesorado, promoviendo liderazgos que capacitan a diferentes perfiles de profesorado a liderar los cambios y la mejora escolar.
La buena noticia es que, en el caso de las organizaciones escolares, cada vez son más las comunidades educativas transformadas en comunidades de aprendizaje que persiguen y trabajan por conseguir ese sueño: “liderazgo y creación social”.