En la era de la tecnología y la comunicación, la escuela no puede quedar al margen de las conexiones, tiene que crear red y vínculos positivos y profundos. Pero ¿qué conexiones? Y ¿cómo las tenemos que promover?
Las investigaciones han demostrado que los jóvenes que se sienten conectados en su escuela tienen menos probabilidades de participar en conductas de riesgo, como por ejemplo la iniciación sexual precoz, el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, la violencia y la participación en bandas.
Por este motivo, una apuesta innovadora y revolucionaria que podemos ofrecer a nuestro alumnado es que hagan “match” con la escuela, basando nuestras actuaciones en las mejores investigaciones y evidencias. Favoreciendo entornos llenos de seguridad, buenas relaciones entre iguales, familias y personal del centro y elevados aprendizajes, crearemos un andamiaje con raíces muy fuertes que protejan en el presente, y que pueden ser clave en las buenas elecciones de conductas en un futuro.
Los centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC) recomiendan que las escuelas utilicen estrategias para aumentar los sentimientos de conexión de las y los estudiantes con la escuela:
- Crear procesos de toma de decisiones que faciliten la participación de estudiantes, familias y comunidad, así como el rendimiento académico y el empoderamiento del personal.
- Proporcionar educación y oportunidades que permitan a las familias participar activamente en la vida académica y escolar de sus hijos e hijas.
- Proporcionar al alumnado las habilidades académicas, emocionales y sociales necesarias para participar activamente en la escuela.
- Utilizar una gestión eficaz del aula y métodos de enseñanza para fomentar un entorno de aprendizaje positivo.
- Proporcionar desarrollo profesional y apoyo a los profesores y otros miembros del personal de la escuela para que puedan satisfacer las diversas necesidades cognitivas, emocionales y sociales de niñas, niños y adolescentes.
- Crear relaciones de confianza y solidaridad que promuevan una comunicación abierta entre administradores, profesorado, personal, estudiantado, familias y comunidades.
Es decir, necesitamos una participación que permita sentirse parte. No solo entrar físicamente en las escuelas, sino hacer escuela, desde la toma de decisiones en el día a día. Que los diferentes espacios de diálogo en forma de asambleas y tertulias permitan la participación de todos los miembros de la comunidad educativa, creando conexiones igualitarias, seguras y fuertes. Por eso, cuando en muchos centros creamos comisiones mixtas y abrimos las puertas al voluntariado en los grupos interactivos, tertulias y asambleas, estamos contribuyendo a prevenir conductas perjudiciales en el alumnado.
Además, tenemos que tener altas expectativas, ofrecer entornos cognitivamente estimulantes, que incluyan desafíos y aprendizajes de alto nivel, puesto que las primeras experiencias influyen en los futuros procesos y aprendizajes. Al mismo tiempo, tenemos que tener nuestra mira en las relaciones y la busca de la verdadera amistad como fuente de salud y bienestar, y como claves para superar el discurso coercitivo dominante, en el presente y en el futuro.
Ahora que empezamos el tercer trimestre y cerraremos el curso, ahora que parte de nuestro alumnado está finalizando una etapa educativa o preparándose para despedir la escuela, puede ser el momento idóneo para fortalecer las conexiones que hemos ido creando desde que entramos en los centros educativos. Dejemos en ellos y ellas una impronta que les haga sentir que las puertas siempre estarán abiertas para ir y volver. Recordémosles la importancia de salir de la mano con las mejores amistades y saber elegir las futuras, y que la escuela siempre será el lugar seguro al cual podrán volver para compartir alegrías, preocupaciones y pedir ayuda si la necesitan. Que no olviden que aprender es divertido, y que en nuestro cerebro también se crean conexiones maravillosas en cada aprendizaje.
[Imagen: Freepik]
Maestra de infantil y primaria