Desde la seguridad que nos dan las evidencias científicas, ponemos en práctica el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos en nuestra escuela y, desde el convencimiento de que los diálogos mejoran la convivencia, abrimos espacios y momentos para dar voz a nuestro alumnado.
Después de muchos cursos haciendo asambleas de aula y de centro, empezamos a encontrar resultados: los conflictos disminuyen, el alumnado se posiciona frente a la violencia y defiende a las víctimas. Comienzan a levantar la voz cuando terminan primaria pidiendo que el instituto les ayude a seguir siendo valientes para frenar la violencia, dándoles la oportunidad de tener espacios para hablar de su convivencia.
Siempre con la expectativa utópica de un mundo libre de violencia, y el aprendizaje dialógico como herramienta, hemos pasado de la queja a dar argumentos de validez, de trivializar conflictos a definir qué es violencia, identificarla y rechazarla, a posicionarse y denunciar a los agresores, a ser valientes apoyando a la víctima.
Las diferentes aulas realizan sus asambleas semanales, que poco a poco han dado lugar a la necesidad de asambleas diarias más breves para hablar de la amistad, los conflictos, la solidaridad y la convivencia. Una vez al mes, dos representantes de cada aula acuden a la asamblea de representantes en la que ponemos en común reflexiones sobre cuestiones que lanza la Comisión Mixta de Convivencia, de acuerdo con las 10 claves de prevención de la violencia. “¿Qué es la amistad?” “¿Qué es la violencia? ¿Qué hacer ante la violencia?” “¿Cómo gestionamos la violencia en nuestra aula?”… son algunos de los ejemplos de lo que vamos trabajando.
Este curso estamos notando en las asambleas que todas las clases hablamos el mismo idioma, como dice un alumno de tercero. También concluimos que nuestras relaciones mejoran cuando no descuidamos nuestros espacios de diálogo, dice otra compañera de sexto; y que todos y todas tenemos una piña, un espacio, un búho, una trainera, un club… Con diferentes símbolos y espacios, pero todos los grupos nos basamos en rechazar la violencia, en hablar los conflictos hasta resolverlos, y queremos que todos y todas estemos dentro de nuestro club, se da cuenta un alumno de cuarto.También nos gusta ver que los más pequeños podemos contar con los mayores y aprender de ellos y ellas para ser valientes, y nos enseñan qué es posicionarse, qué es coacción, green dots y muchas cosas que son difíciles y nuevas para nosotros, dicen los alumnos del primer ciclo.
Porque la mejor herramienta para acabar con el acoso y la violencia dentro y fuera de la escuela es posicionarse, y porque para ser buenos upstanders necesitamos formarnos con diálogos de calidad, seguiremos impulsando, promoviendo y disfrutando de las asambleas, como herramienta a mimar y cuidar y como rasgo especial de nuestra comunidad de aprendizaje.