La guía de la APA (American Psychological Association) sigue ofreciéndonos valiosos consejos. Hoy profundizaremos en el quinto de los 10 principios para que las familias puedan ayudar a sus niñas o niños a aprender y tener éxito en la escuela:
Principio 5. Las niñas y niños aprenden mejor cuando encuentran material interesante, con el que disfrutar, importante.
Las personas nos involucramos en actividades por diversas razones. Algunas actividades las realizamos porque nos parecen entretenidas o interesantes, y no es necesario que nos empujen a hacerlo con recompensas porque nos sentimos bien haciéndolo. Estas actividades son intrínsecamente motivadoras y nos hacen sentir competentes, capaces y que estamos eligiendo hacerlas sin coerción. Sin embargo, hay otro tipo de actividades que realizamos que, en principio, pueden no parecer divertidas por sí mismas. Estas actividades son extrínsecamente motivadoras, las que hacemos por otro tipo de motivos; por ejemplo, porque pensamos que son importantes. Otros motivos pueden ser la recompensa o evitar alguna consecuencia.
Los y las menores aprenden mejor si la actividad es interesante y si ven valor o importancia en ello; pondrán más atención y organizarán mejor la información. En actividades a las que no encuentran valor, en las que se sienten presionados o que hacen por recompensas de puntos o calificaciones, se esforzarán el mínimo. De modo que, así, el aprendizaje será superficial y desmotivador. Sabemos, y hemos explicado en otros artículos, que el esfuerzo es esencial para realizar actividades realmente motivantes, productivas, evitando que se dejen llevar por otras vacías que no mejorarán ningún aspecto de sus vidas. Esa motivación extrínseca hacia tareas y actividades puede transformarse en intrínseca con esfuerzo. El valor y la atención que el niño o niña le dé a las actividades estará influenciado por el valor que le demos a las mismas las personas de su entorno.
¿Qué puede hacer la familia?
Aquí deja la guía una lista de consejos para favorecer en los y las menores esa motivación intrínseca, para transformar sus actividades en productivas y motivadoras:
- Valora los intereses del niño o niña y observa si puedes conectarlos. Por ejemplo, si le gustan los dinosaurios, se puede visitar un museo, coger un libro sobre el tema en la biblioteca, etc.
- Elige actividades que le gusten y cuyo nivel de dificultad esté algo por encima del de la niña o niño. Las actividades serán más interesantes si suponen un reto y están por encima de su nivel.
- Evita usar recompensas en actividades con las que disfruta, porque la recompensa pasará a ser el motivo de realizar la actividad y no el disfrute de la actividad misma.
- Intenta entender el punto de vista del niño o la niña; hazle saber que le entiendes aunque no estés de acuerdo. Por ejemplo, si dice que no le gusta estudiar las plantas, dile que entiendes que pueda parecerle un tema poco motivador, pero podéis dialogar y buscar juntos razones interesantes para aprender sobre ese tema.
- Ofrécele razones por las que hacer la actividad que le pides que haga, y enlaza esas razones con los objetivos y metas de la niña o niño. Por ejemplo, cuando esté trabajando matemáticas, puedes explicarle la utilidad de las divisiones y las cuentas para calcular cuánto haría falta ahorrar y cuánto tiempo llevará para comprarse una nueva bici (o algo que le interese).
- Ofrece al niño o niña opciones, hazle ver que puede elegir cómo y qué hacer, aunque sean tareas que tenga que llevar a cabo. Por ejemplo, si tiene tareas de inglés y matemáticas, pregúntale si prefiere hacerlo antes o después de merendar; o pregúntale qué asignatura prefiere hacer primero.
- Intenta evitar un lenguaje que presione demasiado. En lugar de “tienes que…” o “deberías hacer…”, prueba a usar un lenguaje algo más neutral como “es hora de hacer tareas”.
- Intenta resolver las dificultades con él o ella, dialogando y buscando soluciones juntos cuando la cosa no vaya bien. Si no quiere hacer las tareas, pregúntale por qué, qué problema hay o qué pasa, y qué se le ocurre para solucionarlo.
- Si la niña o el niño no se divierte con alguna actividad o no le ve mucho sentido, puede ayudar el hecho de que te pongas con ella o él e intentar hacerlo más ameno, que paséis un rato agradable juntos; quizás le haga mirar la actividad con otra perspectiva, querer intentarlo y darse cuenta de que era más interesante de lo que pensaba.
[Puedes leer aquí los anteriores artículos de la serie]
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Maestro de educación primaria y especialista de inglés