Group work of school children, multiracial students pupils discuss a collective project at school

Son muchísimas las veces que, en mi trayectoria como docente, he dialogado al respecto con compañeros y compañeras de profesión. Maestros y diferentes especialistas, de forma individual o en pequeñas agrupaciones homogéneas, sacaban al alumnado recién llegado del aula para aprender la lengua de llegada (L2), convencidos y convencidas de que esta era la mejor manera.

¿Es realmente la mejor forma de aprender la lengua de la escuela de llegada para el alumnado recién llegado? ¿Estamos ofreciéndole a este alumnado las mejores condiciones de aprendizaje de la L2?

Reflexionando sobre el tema he considerado tres evidencias que pueden ayudarnos a responder a estas preguntas. Una de las primeras evidencias al respecto que hay que tener en cuenta es que hace ya décadas que se demostró que los agrupamientos homogéneos generaban desigualdades sociales y educativas, así como efectos negativos en la autoestima del alumnado y sentimientos de inferioridad y vergüenza en los y las estudiantes. La segunda de las evidencias es la participación de las familias. En múltiples artículos quedan evidenciadas las ventajas de la participación de las familias en el proceso de aprendizaje de sus hijos e hijas. Y la tercera evidencia es que la interacción desempeña un papel crucial en el aprendizaje de la lengua de llegada; se han encontrado resultados en la mejora de la gramática, el vocabulario y también en la pronunciación.

Teniendo en cuenta estas tres evidencias, quisiera ofrecer algunas de las prácticas que han ayudado a mi alumnado recién llegado a aprender la L2 a lo largo de mi experiencia profesional.

Los grupos interactivos (GI) son una de las mejores prácticas para favorecer las interacciones lingüísticas. Esta forma de agrupamiento puede además estar apoyada por una persona adulta que favorecerá la participación del alumnado recién llegado y será el modelo para que otros estudiantes sepan cómo ayudarle en situaciones similares. Si hacemos GI y mantenemos este modo de distribución en pequeños grupos heterogéneos en la mayoría de las asignaturas, la ayuda entre iguales se generaliza y las interacciones continúan. La diversidad y riqueza de las interacciones también podemos conseguirla teniendo en cuenta los diferentes espacios de aprendizaje. El patio es un espacio excepcional para el aprendizaje de la L2 y, gracias a la participación en GI, pueden favorecerse las interacciones que en este entorno se producen.

Otra práctica excelente para favorecer ricas y variadas interacciones en un espacio distinto es la biblioteca tutorizada. Este entorno de apoyo a los aprendizajes, fuera del horario escolar y con voluntariado, puede acelerar el aprendizaje de la L2, puesto que ofrece un espacio ideal, más distendido, para seguir aprendiendo a través de nuevas interacciones lingüísticas.

Las tertulias literarias dialógicas son otra actuación que ofrece al alumnado recién llegado la posibilidad de participar en una actividad lingüística cien por cien. En la biblioteca tutorizada, el alumnado recién llegado puede preparar la tertulia con una maestra, persona voluntaria o un igual que le ayudará a interpretar el texto y a preparar su intervención.

El tutor lector –o el apadrinamiento lector– (práctica de tutoría entre iguales donde un alumno o alumna de cursos superiores tutoriza a otro en la lectura dialógica) es una opción excelente para continuar aprendiendo la lengua, puesto que se establece una relación especial –entre el tutor o tutora y la alumna o alumno tutorizado– que favorece multitud de aspectos lingüísticos y de socialización. Esta práctica puede traspasar el espacio del aula; así, las interacciones continúan en estas parejas de alumnado en el patio, o incluso en entornos fuera de la escuela.

Si además de las prácticas citadas anteriormente conseguimos que algún miembro de la familia pueda participar en la biblioteca tutorizada, en los grupos interactivos o en alguna formación dentro de la escuela, estaremos ofreciendo al alumnado recién llegado las máximas garantías de éxito.

La investigación confirma que la interacción es una herramienta eficaz para aprender una lengua, pero debe continuar explorando otros factores que afectan a su eficacia para que los aprendices reciban el máximo beneficio para el desarrollo de la L2 y las habilidades comunicativas.

[Imagen: Unsplash]

Por Begoña Flos

Licenciada en psicopedagogía. Maestra de PT y primaria en el CRA Araboga y miembro del seminario "A hombros de gigantes" de Castellón