Universitarios y universitarias hablando en una mesa, Periódico Educación

Está circulando por las redes una carta de un compañero donde habla del supuesto engaño que es la formación universitaria. 

Como a cualquier docente, me preocupan los y las estudiantes que pasan por mis clases. En los 15 años que llevo impartiendo clases en diferentes universidades he presenciado grandes transformaciones en la institución, aunque algunos retos siguen abiertos.

Ha cambiado la relación con el alumnado e incluso cómo se toman apuntes. Mientras explico, los y las estudiantes no se dejan engañar, y pueden comprobar con sus ordenadores si lo que digo es cierto o estoy explicando una teoría pseudocientífica con graves consecuencias para su aprendizaje y el desempeño de su futuro trabajo; o si por el contrario voy en la línea de las últimas investigaciones científicas. Como profesorado, podemos aprovecharnos de esto.

El profesorado universitario debe formarse continuamente para tener las competencias necesarias y adaptarse a las nuevas circunstancias. No nos engañemos, seguirá cambiando, queramos o no. Nuevas aplicaciones informáticas, investigaciones que superan las enseñanzas que hemos dado durante décadas, inteligencias artificiales que resuelven dudas, vídeos que resumen las lecciones de manera mucho más atractiva… La universidad no puede quedarse al margen.

Tengo altas expectativas respecto a lo que pueden llegar a aprender. Ofrezcámosles la mejor educación que pueden tener, los mejores contenidos y de la mejor manera. Hay consenso en que las universidades deben esforzarse por alcanzar la excelencia promoviendo, por ejemplo, el aprendizaje de lenguas extranjeras y el razonamiento crítico, reflexivo y moral. Las actuaciones de éxito en la universidad han demostrado que, sin aumentar los recursos, se puede conseguir un aprendizaje profundo. Algunas de ellas son

  • Programas de las asignaturas basados en la investigación científica
  • La enseñanza y lectura de autores y autoras clásicas
  • Outline papers” e “Implication papers
  • Peer review
  • Taller sobre los recursos electrónicos de la comunidad científica internacional
  • Estudios de caso
  • Co-docencia
  • Reading and writing groups
  • Writing center
  • Take-home exam
  • Seminarios fuera del horario lectivo

Por supuesto, no digo que sean las únicas, pero abramos el debate científico sobre cuáles tenemos que incluir en la lista y cuales dejarán de tener validez en la sociedad del futuro. Mis clases están bien valoradas porque incorporo estas actuaciones junto con un diálogo igualitario. Este año he tenido en clase una chica que ha venido de oyente, teniendo convalidada la asignatura, porque le di una asignatura en la pandemia. Un estudiante de primero me esperó el último día para decir que si le gustaba la sociología era gracias a mis clases. Otros años, estudiantes de otros cursos me han pedido volver a participar en alguna de las actividades (un viernes de 18 a 20h). Me encanta lo que hago y cada día estoy más ilusionada de incorporar las innovaciones que me piden.

Paulo Freire decía que “tenemos que pasar de la cultura de la queja a la de la transformación”. Espero que este cambio de mirada sea el que impere en cada conversación de pasillo de la universidad.

[Imagen: iStockPhoto]

Por Ana Burgués

Profesora de la Universidad de Granada. Miembro de la Red MeToo Universidad.