La entrada de las familias a la escuela augura éxito escolar, incluso para alumnado vulnerable

El alumnado perteneciente a minorías étnicas sigue experimentando grandes desigualdades dentro del sistema escolar. Sigue enfrentándose a metodologías segregadoras y poco inclusivas que aumentan sus probabilidades de fracaso educativo y abandono escolar prematuro.

En artículos anteriores, hemos presentado fórmulas educativas que brindan oportunidades de una educación de calidad e inclusiva para los colectivos más vulnerables. Un estudio reciente nos presenta más claves que actúan con éxito en la educación del alumnado, también en aquel más desfavorecido, como es la comunidad gitana y la inmigrante.

¿Dónde pone el foco este estudio? En las familias y en su participación radical en los centros escolares. 

En los últimos años, las políticas educativas le otorgan un papel directo a la familia en los centros educativos, basándose en su enorme influencia sobre la convivencia educativa y sobre la construcción de una ciudadanía democrática; le proponen un papel activo de cooperación en las escuelas y su inclusión e implicación en actividades de igualdad, violencia de género o diversidad cultural.

Pese a que muchos centros y docentes comparten su preocupación por la entrada de tantas familias en las escuelas y su dificultad para poderlo gestionar, escuelas constituidas como comunidades de aprendizaje dan respuesta a las fuertes demandas sociopolíticas:

  • contemplando formación a las familias en la misma escuela de sus hijos e hijas y desde las necesidades que ellas mismas demandan;
  • abriendo la participación de las familias a decisiones y actividades curriculares en las mismas aulas, como es a través de grupos interactivos (GI). La participación en los GI eleva exponencialmente su contacto con la diversidad cultural a la que se enfrenta el alumnado, así como las oportunidades para trabajar la gestión de la violencia, entre otras. 

Los resultados de esta participación periódica, y no puntual, muestran que aumenta la implicación de las familias en la educación de sus infantes, que se consolida mayor continuidad académica de los hijos e hijas de las familias gitanas y de las familias inmigrantes y que aumentan sus expectativas académicas hacia ellos y ellas. 

La traducción de estos resultados en impacto social de transformación es extremadamente importante: los resultados ya no apuntan hacia el fracaso y abandono educativo prematuro de los colectivos más vulnerables, perpetuando su desventaja social, sino que las situaciones de desigualdad se transforman en equidad educativa y de lucha real contra la exclusión social. 

[Photo by Santi Vedrí on Unsplash]
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Licenciada en Pedagogía y profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia