La pandemia de COVID-19 ha dejado una profunda huella en el ámbito educativo, aumentando los casos de estrés y agotamiento tanto en estudiantes como en educadores y educadoras. En su libro Reducción del estrés en las escuelas: Restaurando la conexión y la comunidad, Mathew Portell e Ingrid L. Cockhren abordan la necesidad de transformar las escuelas en comunidades que prioricen los valores humanos como la amistad, la solidaridad y el amor para alcanzar el bienestar colectivo y acabar con el estrés tóxico.

Según el podcast Reducing Stress in Schools (Harvard), la crisis sanitaria global ha intensificado traumas preexistentes y ha generado nuevos desafíos emocionales. Portell y Cockhren destacan la importancia de reconocer el trauma colectivo y su influencia en el entorno escolar, subrayando la necesidad de emplear estrategias que fomenten la resiliencia y la empatía.

Para mitigar el estrés en las escuelas, los autores proponen prácticas basadas en la evidencia, tales como:

    • Fomento de relaciones auténticas y de buena calidad. Construir vínculos de amistad entre estudiantes y relaciones de confianza y apoyo con el profesorado contribuirá a crear un ambiente ideal para el aprendizaje y el bienestar común.
    • Prevención de conflictos. Uno de los cambios fundamentales que plantea es abandonar las políticas reactivas, basadas en el castigo y la disciplina correctiva, para adoptar un enfoque más humano y preventivo. En lugar de intervenir solo cuando surgen problemas, se promueve la creación de un ambiente seguro y de apoyo que favorezca el bienestar y reduzca el estrés de toda la comunidad educativa (el modelo dialógico de prevención y resolución de conflictos actúa en esta línea, como se ha señalado en distintos artículos en este periódico).
    • Otra de las ideas centrales del podcast es que, para lograr un impacto positivo en los niños y niñas, es fundamental brindar sanación, amor, apoyo y compasión a las personas adultas que los cuidan y educan. Despojar a los adultos de su bienestar y exigirles que transmitan lo que no tienen nos aleja de una educación más humana y justa. Priorizar el bienestar de los docentes y el personal escolar garantiza su capacidad de apoyar eficazmente al alumnado.
    • La creación de espacios seguros y de apoyo es una responsabilidad compartida que requiere la implicación activa de los líderes educativos. Al implementar estrategias centradas en la comunicación, la formación basada en evidencias y el bienestar, se contribuye a un ambiente escolar más saludable y propicio para el aprendizaje.
    • Un liderazgo empático y consciente de las necesidades del equipo docente es vital para reducir el estrés. Según un estudio de la RAND Corporation, el estrés relacionado con el trabajo puede llevar a la renuncia de docentes y afectar al bienestar de los directores y directoras escolares. Portell y Cockhren enfatizan que, para lograr una transformación significativa, es esencial un cambio sistémico que abarque políticas y prácticas escolares. Este enfoque integral busca establecer entornos educativos que no solo impartan conocimientos académicos, sino que también nutran el bienestar emocional y social de toda la comunidad educativa.
    • Una formación basada en evidencias también dotará al profesorado de seguridad. Es necesario proporcionar al profesorado espacios de formación dialógica (como las tertulias pedagógicas dialógicas) que ya hacen muchos centros, y que facilitan que el profesorado pueda ir “a hombros de gigante”, lo que también se ha demostrado que reduce el estrés y aumenta la confianza, a la vez que se obtienen mejores resultados.

En resumen, «Reducing Stress in Schools» ofrece una guía muy interesante para el profesorado y los equipos directivos comprometidos con la creación de espacios educativos dotados de más humanidad, donde la conexión y la comunidad son pilares fundamentales.

[Imagen: Freepik]
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Profesora en educación secundaria