image_pdfPDF

5 estrategias para mejorar la salud mental en la familia

Sin lugar a dudas, la salud mental en la adolescencia es un tema central que preocupa a la sociedad en general y muy especialmente a aquellas personas que nos dedicamos a la educación. A menudo nos preguntamos acerca de las causas y factores que más influyen y sobre cuáles serían las estrategias para la prevención. Sin embargo, menos se habla de la salud mental de los familiares que, siendo pilares esenciales en la vida de las y los adolescentes, también sufren muy a menudo trastornos como la ansiedad o la depresión.

El informe The Critical Link Between Parent and Teen Mental Health aporta luz sobre cómo la salud mental de los padres y madres está estrechamente conectada con la de los hijos e hijas

Los datos nos muestran claramente que las cifras son similares en ambos sectores: mientras el 18% de los adolescentes declararon sufrir ansiedad, un 20% de las madres y un 15% de los padres afirmaron que también la sufrían. Del mismo modo, un 15% de los adolescentes declaró sufrir depresión, y alrededor del 16% de las madres y el 10% de los padres también lo hicieron. Según los datos recogidos, más de un tercio de los adolescentes tenía al menos un progenitor que sufría ansiedad o depresión y esto suponía un motivo de gran preocupación para los jóvenes encuestados. Diversos estudios sugieren que la depresión y la ansiedad en los progenitores están directamente relacionadas con problemas académicos, emocionales y físicos en los propios hijos e hijas.

Son destacables en este informe las estrategias de cara a poder orientar y apoyar a las familias y proporcionarles las herramientas necesarias con el fin de que sigan facilitando apoyo emocional vital a sus hijos e hijas. Así se puede reducir el impacto perjudicial de la depresión y la ansiedad en los adolescentes y atajar cualquier tipo de relación tóxica que se pueda generar dentro y fuera del ámbito familiar. Dichas estrategias son las siguientes:

  1. Es necesario que los padres y madres adquieran herramientas de escucha activa y empática  para aconsejar y apoyar a las y los adolescentes en cualquier circunstancia.
  2. Se debe orientar a las familias a fin de que puedan saber cuándo los adolescentes con problemas de salud mental necesitan ayuda profesional específica. 
  3. Se debe promover la salud mental de las familias. Las instituciones deben crear iniciativas para detectar de manera precoz las primeras señales.
  4. Los padres y cuidadores necesitan estrategias para hablar de forma natural sobre sus propias luchas emocionales, de modo que sus hijos no interpreten estos estados de ánimo como un signo de sus defectos o debilidades.
  5. Ayudar a los adolescentes a construir su propio proyecto de vida, un plan vital que, aunque puede ir cambiando a lo largo de la  vida, será siempre fuente inagotable de ilusiones, metas y propósitos.

Los centros educativos abordan un reto crucial, que es el de proteger y cuidar a toda la comunidad educativa. Por ello algunos centros hacen frente a esta problemática abriendo espacios de diálogo también para las familias. A través de la formación de familiares y la participación de la comunidad, se promueven estas y otras herramientas y estrategias, con el fin de mitigar los efectos adversos que provocan los problemas de salud mental. Así, las y los jóvenes podrán afrontar con ilusión la consecución de sus sueños y metas.

[Imagen: Freepik]

Por Blanca Febré

Profesora en educación secundaria