En el ámbito educativo, tanto docentes de educación infantil, primaria, secundaria y universitaria como las propias familias coinciden en señalar una necesidad clave para mejorar los resultados educativos: fortalecer la formación del profesorado. Este objetivo es fundamental no solo para quienes formarán a futuras generaciones, sino también para los y las docentes en activo, quienes encuentran en la formación continua una vía esencial para mejorar su práctica. Atender este proceso desde los entornos universitarios es clave, ya que son las instituciones que conectan directamente con el conocimiento científico, lo que permite fundamentar la educación en evidencias que han demostrado ser efectivas.
Recientemente, se ha publicado un estudio que explora las tertulias pedagógicas dialógicas (TPD) como un modelo formativo de éxito, desarrollado con participantes de diversos perfiles profesionales. Entre estos, se encuentran maestros y maestras de distintos niveles educativos, profesorado y estudiantes universitarios, así como asesores y asesoras de centros de formación docente. Los resultados de esta investigación reflejan que sus participantes no solo mejoran en su desempeño profesional, sino también en sus habilidades interpersonales y en su capacidad para transferir lo aprendido a sus propios entornos laborales.
Este estudio respalda la efectividad de programas de formación continua basados en la evidencia científica con impacto social, sumándose a un cuerpo cada vez más amplio de investigaciones que subrayan cómo los y las docentes que participan en estos espacios de formación dialógica encuentran la oportunidad de perfeccionar sus argumentos y estrategias pedagógicas. Este enfoque, sustentado en teorías y evidencias científicas de referencia, permite al profesorado incorporar actuaciones inclusivas en sus aulas con éxito, mientras fortalecen sus competencias interpersonales y mejoran su desempeño en diversos contextos educativos. Además, esta formación ha mostrado contribuir al desarrollo personal, empoderando a sus participantes para que se conviertan en agentes de cambio dentro de sus comunidades educativas.
El enfoque dialógico, el intercambio de ideas, el desarrollo del pensamiento crítico y la construcción conjunta de conocimiento son pilares que fortalecen tanto la educación como el papel transformador del profesorado. Su puesta en práctica a través de las TPD, como modelo formativo efectivo, de impacto comprobado y orientado a la transformación educativa y social, se erige como una actuación esencial y transferible a cualquier entorno educativo para garantizar el éxito.