El premio Nobel de Física 2024 ha ido a parar a quienes han asentado las bases en “las máquinas que aprenden”, un aspecto clave para desarrollar la inteligencia artificial. El pasado 8 de octubre, John Hopfield y Geoffrey Hinton fueron galardonados por sus descubrimientos e invenciones fundamentales para el aprendizaje automático en redes neuronales artificiales.

Hopfield (profesor de la Universidad de Princeton, Estados Unidos) creó en 1982 una memoria asociativa que podía almacenar y reconstruir imágenes y otros tipos de patrones en los datos.

Hinton (que imparte clases en la Universidad de Toronto, Canadá) desarrolló un método que permite a una máquina encontrar propiedades en los datos de forma autónoma y, por lo tanto, realizar tareas como identificar elementos específicos en imágenes.

Estos trabajos conjuntos han servido para que las computadoras sean capaces de imitar funciones humanas como la memoria y el aprendizaje. Utilizando conceptos y métodos fundamentales de la física, los científicos y científicas desarrollan tecnologías que utilizan estructuras en las redes para procesar la información. Algunas de estas estructuras las utilizamos ya diariamente.

En cuanto Hinton conoció la concesión del premio, insistió en que:

«no tenemos experiencia sobre lo que es tener cosas más inteligentes que nosotros. Será maravilloso en muchos aspectos, en áreas como la atención médica. Sin embargo, también tenemos que preocuparnos por una serie de posibles consecuencias negativas. En particular, la amenaza de que estas cosas se descontrolen»

Esta reflexión también la tenemos ahora en nuestras aulas, “uso de la IA en la enseñanza, sí o no?

Otra preocupación de Hinton es la “posibilidad de que internet se llene de fotos, vídeos y textos falsos”. Por este motivo es importante que eduquemos dialógicamente a nuestro alumnado, en pensamiento crítico y en la alfabetización en medios de comunicación y en IA, para enfrentarse correctamente a los tiempos actuales y a lo que está para venir.

Hinton también asegura:

«Dimití en Google para poder expresar mi opinión libremente, hablar de los peligros que puede suponer la IA sin tener que considerar cómo afecta a la empresa donde trabajo» 

Y es que para proteger a la ciudadanía necesitamos un debate valiente interdisciplinario, libre y comprometido, siempre por y con la sociedad.

Podemos concluir que es evidente que la IA supone un gran avance que no podemos dejar fuera de los diferentes ámbitos de la vida (y mucho menos de la educación) pero, tal como propone uno de sus propios creadores, tenemos que ser críticos, conocer las herramientas que tenemos a nuestro alcance y saber qué puede hacer la IA y qué no. Y, sobre todo, no obviar que “es una herramienta, pero no nos llevará al final del camino”.

[Otros premios Nobel que inspiran mejoras en la educación]
[Imagen: Wikimedia Commons]
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Maestra de infantil y primaria