Cada CIMIE que pasa trae más transformación y mejora para todos y todas. Y es que, como ya se ha publicado en este mismo diario, el CIMIE es un congreso diferente. Un año más, esta vez en Granada, en nuestra Granada, nos ha traído más verdad, más belleza y más bondad, como siempre, con base en las evidencias científicas de impacto social que mejoran la vida de las personas, de personas concretas, de escuelas y comunidades educativas concretas y de una sociedad concreta que cada vez quiere ser más igualitaria y más dialógica.
Escuchar en las sesiones y paneles los diálogos igualitarios, ver en los pasillos las miradas de ilusión transformadora, sentir en los gestos la inclusividad de la igualdad de diferencias… nos ha mostrado caminos a un mundo que ya es posible y lo está siendo. En Granada, su Granada, la nuestra, se ha manifestado que para todos y todas hay aurora, que incluso para las «gentes que vacilan insomnes/ como recién salidas de un naufragio de sangre» sí «hay mañana y esperanza posible».
Frente a «las monedas en enjambres furiosos» del capital depredador, en los CIMIE la luz no es sepultada por cadenas y ruidos de bulos y ocurrencias; frente al «impúdico reto de ciencia sin raíces», en los CIMIE la verdad de la evidencia, cocreada y de impacto social, sí trae paraísos y amores de belleza y bondad deshojados, porque las evidencias de impacto social, cumpliendo la voluntad de la tierra, dan sus frutos para todos y todas.