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Desde las delegaciones de educación e inspección se ha puesto el énfasis en la necesidad de mejorar la comprensión lectora de nuestro alumnado. Por ello en los centros educativos se están promoviendo actuaciones y programas lectores con dicho objetivo, y es muy esperanzador este esfuerzo. Sin embargo, ¿son todos estos esfuerzos útiles? ¿Son todos los programas lectores efectivos? ¿Son todos los libros que se presentan los más indicados para las escuelas?

Para motivar y mejorar la lectura del alumnado a veces se procuran libros de un nivel adaptado a ellos y ellas, accesible y sin dificultad; así como también libros con temáticas que creemos que son de su interés. Usar estos argumentos y criterios a la hora de elegir unos títulos u otros puede parecer, a simple vista, muy acertado, ya que: 

  1. ¿cómo vamos a darles un libro con vocabulario que no comprenden todavía?;
  2. ¿cómo vamos a darles un libro del que algunas personas han dicho que “es un rollazo”? 

Pero, pese a su aparente lógica, tenemos que hacer una seria reflexión y atender a lo que las evidencias de impacto social nos están diciendo. Si realmente nos importa que mejoren la comprensión lectora, debemos reformular y reestructurar las preguntas: 

1. Respecto a la primera pregunta:

¿Cómo van a aprender vocabulario nuevo y complejo si no se lo mostramos y explicamos? ¿Vendrán uno o dos cursos después en septiembre con ese vocabulario adquirido sin haberlo visto previamente? Claramente, no. Ese vocabulario complejo (o léxico de baja frecuencia) se refiere al vocabulario riguroso, rico y de alto nivel. Lo cierto es que la única manera de que maduren y adquieran ese conocimiento y vocabulario es enfrentarse a él, usarlo en clase, explicarlo. Y no hay que “esperar a que maduren” para enseñárselo, como erróneamente se cree en ocasiones. Las tertulias literarias dialógicas (TLD) ofrecen ese vocabulario de baja frecuencia, pues tratan la mejor literatura, que posee un léxico muy rico. ¿Es complejo? Por supuesto, y por esa razón se lee el texto entre toda la clase y con ayuda de los y las familiares. Se explica y se debate en clase previamente a la tertulia, también en casa y durante la tertulia. Así se construye, entre todas y todos, la comprensión y el conocimiento sobre ese texto, sus palabras, estructuras y significados. Es así como los niños y niñas que realizan TLD desde edades muy tempranas (infantil) adquieren un nivel muy superior y adelantado, una comprensión de mayor nivel y una mayor adquisición de vocabulario. Ya hemos hablado en otros artículos de la importancia de adquirir vocabulario para el éxito lector. 

 2. Respecto a la segunda pregunta:

¿Cómo van a apreciar la buena literatura, la mejor, si las personas adultas de su entorno consideramos que es “un rollazo” (muchas veces sin haber leído esas obras) y no se la ofrecemos a nuestro alumnado? Es un error muy grave considerar aburrido “don Quijote de La Mancha”, por poner un ejemplo, cuando en realidad relata situaciones cómicas y muy divertidas además de ofrecer un vocabulario riquísimo y unas temáticas que preocupan a cualquier edad, como la amistad, la sinceridad, lealtad, el amor a los animales o la salud. El gusto por la buena literatura se hace y se crea a base de leerla y compartirla. Jamás desarrollarán gusto por Shakespeare, Mary Shelley, Cervantes o Virginia Woolf si no se acostumbran a esta literatura de calidad. Quienes realizamos TLD corroboramos cómo todo el alumnado enriquece su vocabulario, su comprensión lectora, su reflexión crítica y mejora su expresión oral y escrita. Todo ello a la vez que disfrutan de la mejor calidad literaria y las mejores autoras y autores de la historia. 

En relación a estos temas nombrados, la Harvard Graduate School of Education ha publicado y explicado algunos trabajos en los que se involucra la investigadora Catherine Snow y avalan esta perspectiva: 

En esta publicación podemos ver la importancia de compartir lectura en lo que llaman “círculos literarios”, donde se habla y debate sobre lo que se lee, justo como cada vez más docentes realizan en tertulias literarias dialógicas. Explican aquí que compartir la lectura es esencial, en contraposición a cierta tendencia que hay a pedir al alumnado que realice un resumen o conteste un formulario sobre el libro que ha leído individualmente. Hablar de lo que se lee fomenta el hábito y gusto lector, la cultura literaria y mejora la comprensión y demás habilidades necesarias.

En esta otra publicación vemos un programa llamado “Word Generation”, enfocado en aportar mejoras ante las dificultades y desventajas que supone para el alumnado carecer de suficiente vocabulario de baja frecuencia. En este programa también reflejan el debate y diálogo como factor clave en la adquisición de vocabulario. El programa utiliza debate y discusión con y respecto a ese vocabulario técnico y necesario para el éxito académico. 

Vygotsky ya nos explicaba que “el buen aprendizaje es aquel que precede al desarrollo”. Es decir, exponer a niños, niñas y jóvenes al uso de ese vocabulario y estructuras elaboradas y complejas facilitará que lo adquieran. Como explican en la publicación de los círculos literarios, cuanto más dialoguen y compartan las lecturas, mayores habilidades de comprensión y expresión obtendrán, generando un círculo virtuoso: la exposición a la lectura y el diálogo sobre ella provoca mejoras, y cuanto más hábiles se vuelven más frecuencia y gusto por la lectura desarrollan, creando de nuevo todavía más mejoras. Ya sabemos, así, que la comprensión lectora, el vocabulario y el gusto por la buena literatura lo adquirirán en la medida en que se lo ofrezcamos, y estas guías nos explican cómo podemos hacerlo.

[Imagen: Freepik]

Por Sergio Miralles

Maestro de educación primaria y especialista de inglés