El 12 de mayo se celebra el Día de las Mujeres en las Matemáticas, en honor a la fecha de nacimiento de Maryam Mirzakhani, de quien ya hablamos en un artículo anterior. Si tenemos en cuenta que las evidencias científicas nos dicen que los estereotipos de género en la educación matemática son perjudiciales para las alumnas, y que por lo tanto tenemos que contribuir a que las niñas crean que el aprendizaje de las matemáticas nada tiene que ver con el género y tienen que confiar en sus propias capacidades, podemos mostrar diferentes referentes femeninos dentro del campo de esta ciencia.
Así tenemos a la ucraniana Maryna Viazovska que, a los 37 años, ha sido la segunda mujer en ganar la Medalla Fields, especializándose en la teoría de los números, y resolviendo un problema planteado hace más de 400 años por Johannes Kepler. Viazovska ha demostrado numéricamente la mejor manera de almacenar esferas en diferentes dimensiones.
También podemos huir del estereotipo que dice que las mujeres tradicionalmente han sido mejores en literatura que en ciencias, con mujeres que han sido galardonadas en una edad más madura y que llevan una larga trayectoria de investigación matemática, como Karen Uhlenbeck, que recibió el premio Abel a los 76 años por sus pioneros descubrimientos sobre ecuaciones diferenciales parciales geométricas, la teoría de gauge y los sistemas integrables, así como por el impacto de su trabajo en temas de análisis, geometría y física matemática. Además, ha sido maestra inspiradora y mentora de miles de estudiantes, firme defensora de la igualdad de género en el mundo de las ciencias en general, y de las matemáticas en concreto, creando diferentes programas y premios en la universidad de Princeton y UT Austin.
Por último, hay que añadir que crear encuentros feministas dialógicos, por ejemplo, mostrando y hablando de referentes femeninos matemáticos, contribuye a que pasemos al lenguaje de la posibilidad. Así, aumentamos la autoestima del alumnado y cambiamos los estereotipos impuestos por la sociedad por evidencias, incluso aportando contribuciones feministas que ayudan a superar y prevenir la violencia de género (Puigvert, 2016).