¿Qué tipo de alumnado recibe más atención?
En la escuela, como tenemos un alto componente ético, relacionado con los valores sociales de la educación, da la sensación de que el profesorado da por hecho que estos elementos deben formar parte del día a día de las relaciones e interacciones sociales entre alumnado y miembros de la comunidad, casi de manera espontánea. Pero la realidad es apabullante y nos demuestra que este lenguaje de la ética no genera cambios en las relaciones ni mejora, por sí solo, la convivencia.
En esta serie tratamos de aportar argumentos y ejemplos que nos ayuden a descubrir y visibilizar el potencial del lenguaje del deseo para mejorar las relaciones y la convivencia de los centros educativos.
Una de las claves que podemos valorar es la de tomar conciencia y analizar qué perfil de alumnado recibe mayor atención por nuestra parte, al mismo tiempo que reflexionamos sobre por qué sucede de esta manera. Tradicionalmente, las personas que se han llevado mayor número de interacciones con el profesorado han sido sobre todo de dos tipos: quienes molestan, tratan mal y transgreden las normas; y quienes son excelentes a nivel actitudinal, académico y comportamental. En este análisis podemos encontrar qué tipo de lenguaje, si ético o de deseo, se acaba dirigiendo a cada tipo de personas.
Como ya sabemos que el lenguaje que mueve las interacciones entre iguales es el lenguaje del deseo, porque se vincula a quién gusta, porque se usan los mecanismos comunicativos sociales para reforzarlo, también podemos analizar cómo se estructuran esos entornos, es decir, qué tipo de lenguaje se propone según las actuaciones que se llevan a cabo: si desde el lenguaje del deseo vinculado a la atracción a la violencia o bien el lenguaje del deseo vinculado a los valores éticos, de bondad y solidaridad.
En muchos casos, el propio profesorado, que tiene un discurso ético frente al alumnado y familias, cuando tiene interacciones con el alumnado, en el aula, pasillos, patios… con quien más usa el lenguaje del deseo, es decir, interacciones relacionadas con valor social, es con personas que tienen un perfil dominante con el resto. Quizá pensando, de buena fe, que así tendrán mejor relación y serán más controlables, quizás porque les llama más la atención. Pero este hecho solo aumenta la doble moral que separa el deseo y la ética, porque se refieren a los malotes con lenguaje del deseo y usan el lenguaje de la ética con las personas estudiosas que se portan bien. Y eso no contribuye a superar ni la violencia ni las relaciones insatisfactorias. El porqué está atado al discurso coercitivo dominante presente en la sociedad, que impulsa el atractivo y el valor social hacia personas que tratan mal, que menosprecian y usan la violencia.
Tenemos la oportunidad de hacer visible esta situación y de poder revertirla, mediante los espacios de diálogo que se pueden crear y gracias al conocimiento de las evidencias científicas de impacto social, que nos ofrecen la alternativa que es capaz de transformar esta realidad, para tener mejores relaciones, más libres, más profundas, más bonitas y más divertidas, usando el lenguaje del deseo unido a la ética.