No cualquier tipo de participación comunitaria tiene impacto en la mejora educativa. ¿Cúal se fomenta desde las escuelas?

En este nuevo curso escolar ya no tenemos que aplicar las medidas de salud recomendadas para la COVID-19. Esto se traduce en que en las escuelas pueden volver a entrar las familias y personas externas al centro escolar. 

Si se le pregunta a las escuelas si fomentan la participación de los familiares y de la comunidad seguramente su respuesta sea afirmativa, pero ¿qué espacios de participación se fomentan? Tradicionalmente, la participación de las familias y del entorno se ve limitada a las fiestas y preparación de disfraces, almuerzos, decoración o pintura de los centros escolares, cuentacuentos en el aula o explicación de los oficios, reuniones de tutoría para informar, etc. También participan en los consejos escolares para votar la aprobación de algunos documentos de la escuela. 

Sin embargo, hace años que las evidencias han demostrado que la participación familiar que está logrando un mayor impacto directo en la mejora de la educación de sus hijos e hijas es la educativa, decisiva y evaluativa.  

Periódicamente las escuelas revisamos el proyecto educativo para reflexionar sobre qué tipo de escuela queremos ser, dejando reflejadas las características principales que la representan. En el caso de Comunidad Valenciana, por ejemplo, las instrucciones de inicio de curso han incidido este año en la importancia de incluir las voces de las familias y de las comunidades educativas. Es una muy buena oportunidad para que las escuelas promuevan lo que en el proyecto de Comunidades de aprendizaje se llama la fase del sueño, en la que toda la comunidad se une para soñar qué tipo de escuela desea, incluyendo las voces de todas las familias y no solo una representación. 

Para ello las escuelas pueden crear comisiones mixtas, formadas por familiares, profesorado y cualquier persona de la comunidad, en las que juntos y juntas impulsan y organizan cómo se recogerán todos los sueños de mejora educativa sin excluir ninguna voz.  Esta comisión debe cuidar que en el proceso los actos comunicativos sean dialógicos, es decir, que nadie lleve a cabo interacciones de poder que supongan una barrera para la participación.   

En estas comisiones se fomenta el desarrollo comunitario, creando un espacio donde los miembros de la comunidad toman decisiones en un plano igualitario junto con los profesionales. Crean juntos un proyecto de escuela en función de sus propios intereses y con un único objetivo común: mejorar la educación de todas y todos. 

Para más información se pueden consultar los resultados que ya han sido publicados en diferentes artículos científicos y que se recogen en la plataforma Adhyayana

[Imagen: asamblea de convivencia donde la comunidad educativa sueña]

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Por Sara Carbonell

Doctora en Educación. Durante 23 años maestra de pedagogía terapéutica y educación primaria y 8 años directora del CEIP L'Escolaica. Profesora sustituta en la Universidad de Valencia.