La palabra “judeocristiana” como insulto se usa con frecuencia como parte de un acoso que pretende que la persona insultada se someta a alguna idea o alguna actuación que no desea y con la que no está de acuerdo. Según la RAE, significa “Perteneciente o relativo al cristianismo en cuanto que posee raíces judías”; el uso como insulto de palabras como musulmana, budista o cristiana a una persona es contrario a la libertad y los derechos humanos. Tengo la suerte de formar parte de un grupo de investigación democrático y, por tanto, plural, donde nos respetamos y trabajamos conjuntamente quienes nunca hemos sido de ninguna religión y quienes lo son de hasta seis religiones distintas.

El uso de esa palabra como insulto habitualmente no tiene que ver con el concepto que muy bien define la RAE sino de considerar la tradición judeocristiana como la “culpable” de lo que hoy denominamos derechos humanos y de la ciencia. Quienes usan ese insulto coactivo pretenden imponer a quienes no desean hacer o pensar lo que ellos quieren el complejo de que en realidad sí lo desean, pero no se atreven porque están sometidos al pensamiento judeocristiano. Por ejemplo, es frecuente que sea usado contra la chica que no desea tener sexo con quien así la insulta. Para formar a nuestro alumnado infantil y adolescente para que nunca llegue a ser víctima de esos acosos, es imprescindible que conozcamos el sexismo y racismo de quienes usan ese término como intento de desprecio. Que sepan claramente que quienes usan así esa palabra no solo no son progresistas sino todo lo contrario, extremadamente reaccionarios y de una gran mediocridad intelectual.

Sería muy interesante para mejorar la educación un debate abierto sobre hasta qué punto esa concepción se basa en Nietzsche o en una deformación que se hace sin haberlo leído. Desde luego, este autor sí rechazaba lo judeocristiano que vinculaba a la democracia, la igualdad de derechos de las mujeres, la sustitución de las guerras por la paz, la protección de los débiles, enfermos… e igualmente rechazaba la ciencia y su idea de verdad. En su Genealogía de la Moral, presenta como ideal de libertad a la sociedad de los asesinos porque asesinaban a quien el jefe decía, sin ningún freno por algún prejuicio moral y sin necesidad de saber nada de la vida o familia de la futura víctima. En sus palabras: Ahí tenemos libertad porque la misma noción de verdad ha sido eliminada.

En 1889 en que la locura impidió que Nietzsche continuara escribiendo, cumplió 10 años Einstein, el científico más destacado de la historia de Alemania y del mundo y que mantuvo una postura claramente antinazi. Una coincidencia que representa un símbolo del fracaso de todo intento de debilitar la ciencia y las mejoras de nuestras vidas que posibilita. En el mismo 1889 nació Heiddeger, una pena que ya no tenga espacio para continuar este artículo.

[Foto de Pinterest. Verdi, Ópera Nabucco, Coro de los esclavos]

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Por Ramón Flecha

Catedrático Emérito de la Universidad de Barcelona. Investigador número 1 del ranking científico internacional Google Scholar en las categorías de "gender violence" y "social impact" (violencia de género e impacto social, respectivamente). Director de REVERS-ED.