Avanzamos hacia el séptimo principio de la guía práctica de la American Psychological Association: 10 principios para que las familias puedan ayudar a sus niñas o niños a aprender y tener éxito en la escuela:

Principio 7. Las niñas y niños persisten y responden mejor cuando establecen objetivos.

La infancia desea alcanzar metas y objetivos. Es importante que establezcan e identifiquen esos objetivos que quieren conseguir. La elección de esas metas que se propongan marcarán la diferencia en sus resultados académicos. Y estas pueden ser bastante generales, como querer ser un buen lector, o más específicas, como querer aprender 10 palabras nuevas cada día. Tener objetivos es importante para las y los menores, y también que crean que pueden conseguirlo.

A la hora de establecer los propósitos y conseguir motivación, existen tres aspectos a tener en cuenta:

Primero: plantear metas a corto plazo (o secuenciarlas en cortos períodos si son metas a largo plazo), aquellas que la niña o niño pueda conseguir de forma algo más rápida. Estas generan motivación, ya que les resulta fácil ver el progreso que han hecho.

Segundo: los objetivos que son específicos son más fáciles de cuantificar y controlar. Por ejemplo, a una niña o niño le resulta más fácil reconocer los resultados si la meta era “leer dos capítulos antes de dormir” (un objetivo muy concreto y fácil de reconocer si se ha conseguido con éxito) que si se hubiera propuesto “hacerlo lo mejor que pudiera” (algo subjetivo y difícil de valorar si se ha cumplido o no).

Tercero: las metas con cierta dificultad son las que más les motivarán. Así percibirán la meta como un reto y desafío que, con esfuerzo, podrán superar. Recordemos siempre ofrecer la ayuda necesaria que puedan precisar para cumplir esas metas complejas. 

Es importante también, para las familias, identificar a qué aspiran nuestros niños y niñas cuando van al colegio cada día, qué esperan conseguir. Si esperan únicamente conseguir buenas notas o ser los mejores, no será lo más apropiado a largo plazo. Es interesante observar si están motivados por el aprendizaje y por dominar contenidos. Además, a parte del aprendizaje académico, existen otras metas importantes como cooperar con los iguales, buenas conductas sociales o actuar ante actitudes agresivas o disruptivas. Mantener estas actitudes e inquietudes sociales tan positivas beneficiará sus buenos resultados en las asignaturas. 

¿Qué puede hacer la familia? 
  • Sentarse con ellos, tanto a principio de curso como periódicamente, y preguntarles sobre sus objetivos y metas, tanto académicas como sociales. Charlar de tanto en tanto para revisar si están lográndolo. 
  • Ayudarles con aquellas metas algo más complejas y establecer más metas que les supongan un reto.
  • Ayudarles a secuenciar las metas en objetivos a corto plazo y hacerles ver que uniendo pequeños objetivos, paso a paso, se pueden lograr metas más complejas y a largo plazo.
  • Encauzar sus metas hacia objetivos específicos y concretos, que sean claros.
  • Animarles a enfocarse en metas como mejorar y aprender cosas nuevas más que en conseguir una nota o competir con sus iguales. Los objetivos dirigidos a aprender y mejorar reducen la presión y les llevará a buscar objetivos más complejos y tomar riesgos para mejorar.
  • Ayudarles a ponerse sus propias metas. Cuando los niños y niñas se sienten protagonistas de sus propios objetivos son más propensos a trabajar para conseguirlos.
[Puedes leer aquí los anteriores artículos de la serie]
[Imagen: Freepik]
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Maestro de educación primaria y especialista de inglés