Prevención del ASI desde las comunidades educativas

Sonia Aldea y Cristina Pérez-Manglano

Nuestras comunidades educativas desean proteger a la infancia de todo tipo de violencia para garantizar su bienestar. El abuso sexual infantil (ASI) es un tipo de violencia que se ejerce contra la infancia y que tiene unos efectos devastadores en la salud de quienes lo sufren. En nuestros centros escolares tenemos alumnado que está sufriendo o ha sufrido abuso sexual infantil. Es un tema crucial que hay que visibilizar y trabajar para poder tomar consciencia de ello.

Se estima que 1 de cada 5 niñas y niños en Europa es víctima de abuso sexual. Tal y como recoge el informe NESET “Lograr el bienestar estudiantil para todos: contextos educativos libres de violencia”, la educación puede desempeñar un papel clave en el apoyo a los niños y niñas que son víctimas de cualquier tipo de violencia para que se vuelvan más resilientes. 

Profesionalmente, estamos obligadas a intervenir todas las personas que trabajamos en un centro educativo, con el fin de que deje de ocurrir. También debemos crear una escuela donde las víctimas de abuso puedan sentirse protegidas y se empoderen para revelarlo.

¿Qué estamos haciendo desde nuestras comunidades educativas para prevenirlo? ¿Sabemos diferenciar entre los bulos que existen y lo que dicen las ECIS sobre su prevención y superación? ¿Estamos los claustros preparados para activarnos ante un caso de ASI? Son preguntas a plantearnos si queremos contribuir a la prevención y detección del ASI en nuestro alumnado.

Las evidencias científicas de impacto social (ECIS) tienen que ser la guía en nuestras actuaciones al respecto. ¿Y qué claves nos dan? 

El claustro y toda la comunidad educativa debe tener una formación rigurosa para poder detectar y prevenir cualquier caso.

Mediante las tertulias dialógicas, podemos preparar al alumnado para que sepa diferenciar, ponerle nombre y pedir ayuda siempre que sea necesario. Crear un ambiente seguro donde puedan denunciar y sobre todo sentirse a salvo. 

Una de las claves es trabajar los bulos sobre el ASI, que están muy extendidos y en ocasiones pueden revictimizar y desviar el foco del verdadero problema. Podemos consultar y compartir las plataformas de Social Impact Science, en concreto la de género en la que hay información rigurosa sobre este tema. 

Tal y como se publicaba en DF recientemente, nuestra conducta es clave para la erradicación y protección del abuso. 

En primer lugar, debemos posicionarnos de manera clara en contra del abuso, haciendo que nuestra escuela sea un espacio seguro, siendo un lugar donde ninguna persona pueda hacer daño a nuestro alumnado. 

Por todo esto, debemos basarnos en argumentos de validez, implementando y adquiriendo las claves que nos indican las ECIS para obtener los mejores resultados a la hora de actuar contra el abuso sexual infantil. 

No podemos mirar hacia otro lado perpetuando la ley del silencio, debemos ser conscientes de la problemática y de la responsabilidad que está en nuestras manos. Es un derecho para la infancia poder disfrutar de manera plena y libre.

Sonia Aldea y Cristina Pérez-Manglano
[Imagen: Freepik]
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