Como ya es sabido, el hecho de que el profesorado de los centros educativos de infantil, primaria y secundaria esté formándose continuamente en diversidad de aspectos relacionados con su trabajo es básico y necesario. De lo que además hay evidencia es de que no toda formación es válida, sobre todo si nos referimos a cómo proteger a las y los menores en asuntos que aluden a las relaciones con los demás (adultos e iguales) en temas vinculados al sexo. Es clave, pues, que los y las docentes nos formemos en actuaciones basadas en evidencias reconocidas internacionalmente, ya que no hacerlo o formarse en programas y acciones sin aval científico puede incluso desproteger a la infancia y la adolescencia, dejándolas en peligro. El informe NESET, que analiza contextos educativos libres de violencia para todos y todas, brinda la posibilidad de conocer qué programas y acciones escolares ayudan a trabajar en los centros educativos para la prevención del abuso sexual a menores, teniendo muy presente que implicar a toda la comunidad educativa es clave para superarlo.

Es por eso que cada vez más escuelas e institutos se ponen del lado de las evidencias de impacto social, implicando a las familias y favoreciendo que los niños y las niñas, los chicos y las chicas, decidan escoger relaciones igualitarias, solidarias, de amistad… y que “se entrenen” en detectar personas y situaciones que les podrían dañar, a ellos mismos o a otros, antes de que algo desagradable ocurra. En este sentido, y como ha mostrado la literatura científica, podemos obtener pistas que ayuden a identificar a quien agrede sexualmente, dialogando con el alumnado, así como con las familias y voluntariado, siempre en base a textos con fundamento científico.

Un ejemplo claro de cómo ponerse las pilas desde la escuela para afrontar la superación del abuso sexual es el del colegio de infantil y primaria L’Escolaica de Cullera: como comunidad de aprendizaje que es, viene formándose desde hace muchos años en cómo trabajar día a día la convivencia escolar y el posicionamiento en contra de la violencia. Siempre cuenta con su comunidad educativa, abriendo espacios de diálogo como el que actualmente ofrece contra el abuso sexual infantil, mediante el ciclo de tertulias dialógicas programado, en el que está participando la agente tutor de la localidad. 

En conclusión, desde los centros escolares, ayudar a superar el abuso sexual infantil pasa por una formación del profesorado, dialógica y con rigor científico, posibilitando la participación de toda la comunidad educativa (alumnado, familiares, voluntariado, instituciones…) a través de tertulias científicas, feministas y otras actuaciones educativas de éxito que conviertan la escuela en la vía de protección ante el abuso sexual infantil. Abrir espacios de diálogo basados en evidencias científicas sobre la superación del abuso sexual infantil es curcial porque, como dijo una profesora participante de la tertulia dialógica: «Hay cosas que, si no las hablas, no te paras a pensar». 

[Imágenes cedidas por L’Escolaica (Cullera)]

Por Elísabet Gómez

Maestra de educación infantil y primaria