Una tarea imprescindible para evitar que el actual ascenso del nazismo encuentre un poderoso aliado en la educación es limpiarla ya, inmediatamente, de ideas nazis creadas por nazis, que impregnan las redes sociales, los medios tradicionales y los centros educativos con etiquetas de críticas, interesantes, inteligentes e incluso revolucionarias, democráticas y feministas. Planteo en este primer artículo una de ellas y, si suscita interés, plantearé otras en artículos posteriores.
El fascismo y el nazismo fueron y son radicalmente relativistas, tratan de destruir una de las principales creaciones de la humanidad, la que Chomsky dice que hace todo intelectual y toda persona decente: buscar y decir la verdad. Sin embargo, hoy en las redes, los medios y la educación se presenta frecuentemente como crítica la idea del principal intelectual nazi (Heidegger) y sus seguidores (Derrida, Foucault) de que la verdad no existe, que es solo una imposición del poder. Se usa frecuentemente la palabra deconstrucción sin saber que la creó un nazi usando ese término para el concepto de destrucción de Heidegger. Quien usa la palabra deconstrucción o no sabe lo que dice o no puede defender al mismo tiempo la verdad, ni siquiera que sea verdad que las vacunas previenen contra el COVID-19 ni que exista el río que llamamos Amazonas.
Quienes niegan la existencia de la verdad apoyan su negacionismo en afirmaciones falsas y frecuentemente racistas o sexistas. Una de ellas, racista, es la típica frase “no existen blancos y negros sino tonalidades grises”. O sea, que la verdad de que existe el río que llamamos Amazonas no puede ser afirmada con rigurosidad; hay que atender a las diferentes opiniones, desde quienes dicen rotundamente que sí existe hasta quienes dicen que no. En otras palabras, hay que “deconstruir” la idea de que el Amazonas existe.
Otra forma de apoyar su negacionismo es decir que quienes defendemos la verdad decimos que es absoluta e inmutable y que la realidad demuestra que afirmaciones que se consideraban verdad antes ahora se consideran falsas. Además de simpatía por las ideas creadas por nazis (sin saberlo), hay que tener muchísima ignorancia para realizar esa afirmación. La ciencia deja clarísimo que una verdad lo es hasta que se demuestre lo contrario.
Conceptos y palabras como la deconstrucción fueron creadas para apoyar el negacionismo diciendo que no se podía afirmar totalmente que en sus campos de concentración se gaseara personas, que había testigos que decían que sí y otros que decían que no. Con su uso en las escuelas no solo se fomenta inconscientemente el nuevo ascenso del nazismo sino que se desprestigia mucho la educación que, como todo el mundo sabe, tiene entre sus tareas explicar las verdades descubiertas por la química o la geografía.