Cuenta Clarín en La Regenta que, cuando alguien se quejaba del mal tiempo en Vetusta (el nombre literario que él le puso a Oviedo), era costumbre responder “o el cielo o el suelo”, queriendo decir que no se podía tener un maravilloso cielo azul y mantener la belleza verde de nuestro suelo. 

Los días 22 y 23 de marzo hemos hecho posible en Asturias tener el cielo y el suelo. Es posible jugar y disfrutar del fútbol y no ser personas violentas; es posible mejorar la convivencia en los centros y mejorar al mismo tiempo los resultados académicos; es posible hablar de amor desde la libertad, la pasión y la belleza; es posible detener los ataques y los acosos sin violencia y sin rebajar las expectativas más altas sobre las personas que nos rodean; es posible hacer ciencia del más alto nivel e ir de la mano de las escuelas y las familias en su día a día. 

Hace algunos meses empezamos a soñar con la posibilidad de llevar al mundo del fútbol las evidencias científicas, cuando nos pidieron ayuda desde la Federación Asturiana de Fútbol para implantar el modelo dialógico y colaborar en la redacción de su Plan de Protección a la Infancia y la Adolescencia. Tras algunas reuniones, ya el viernes 22 hemos podido presentar y compartir con árbitros, entrenadores, presidentes de clubes, jugadores, prensa y familias la puesta en marcha de esta transformación en la que, a hombros de los gigantes del fútbol y la ciencia, podremos llegar a más de 28.000 niños y niñas que juegan al fútbol en Asturias. Pero esto no era más que el saque de centro de esta jornada.

Esa misma tarde, llevando en el pecho la belleza de una flor de Botticelli, empezamos a inundar los pasillos del IES Alfonso II de coeducación, de diálogo igualitario, de belleza, bondad y verdad. Tres tertulias feministas dialógicas nos permitieron dialogar a partir de referentes como bell hooks, de artículos de investigación sobre las nuevas masculinidades alternativas y sobre el impacto social de la ciencia, de cómo ser “arquitectos de nuestro propio cerebro”, en espacios llenos de actos comunicativos muy transformadores. Los artistas sociales empezaban a embellecer nuestros espacios. La prejornada abría las puertas de una noche de cielo estrellado, en la que los diálogos y los sueños continuaron creciendo.

Desafortunadamente, ese mismo día, otras personas prefirieron dedicarse a tratar de oscurecer el brillo que se acercaba para la mañana siguiente, intentando asustar a la organización y a la institución que nos acogía con mensajes difamatorios y amenazantes, pero no se puede tapar el sol con un dedo: los equipos del CREA y de Asturias AEBE conocen bien las evidencias sobre violencia de género aisladora, así que fue muy fácil aplicarlas y el brillo se multiplicó por mil. Amistades, confianza, valentía, escudo, apoyo, cariño… y “todos a una” logramos que la jornada fuera un éxito abrumador.

Sí, era el primer sábado de vacaciones en las escuelas asturianas pero, a las 9:30 de la mañana, el salón de actos del Alfonso II, con un aforo de 200 personas, estaba a rebosar. Profesorado, familias, personas investigadoras y de la administración y el gobierno estábamos listas y deseosas de empezar a compartir la jornada sobre género más importante que haya habido nunca en Asturias. Siete personas investigadoras, 5 de ellas entre las 10 mejores en el ranking de investigación sobre gender violence, ofrecieron conferencias, paneles y diálogos. Desde la investigación más profunda y de más nivel, la que se cocrea dialógicamente con todas las personas implicadas, pudimos desmontar mitos como los que defienden que el amor romántico mata o que cualquier hombre es un potencial violador, o que necesitamos dejar de lado la preocupación por la excelencia académica para alcanzar la excelencia ética. 

La jornada fue intensa, emocionante, iluminadora. Una alumna universitaria decía al despedirse «tengo fuego dentro, necesito empezar a hacer esto en mis prácticas», una profesora preguntaba «¿cuántas “re” se pueden poner antes de “re-encantar”?», otra decía «quiero empezar ya el club de valientes en infantil». Varias personas se emocionaban hasta las lágrimas en la clausura, porque es verdad que es profundamente emocionante saber que es posible esta transformación, que en Asturias, o donde quiera que se esté leyendo esto, es posible transformar la educación, es posible tener el cielo y el suelo.

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Por Pilar Fernández

Profesora de Lengua castellana y literatura en Educación Secundaria. Profesora asociada de la Universidad de Oviedo. Presidenta de Asturias AEBE.