Cuando hablamos sobre la presión social para tener ligues con desprecio o violencia, muchas personas reconocemos situaciones en las que hemos sido sometidas a ella. Algunas caemos y otras no. Pero en la mayoría de los casos nos preocupa por lo que supone en nuestras vidas, en las de nuestros hijos e hijas, sobrinos y sobrinas, nietos y nietas, alumnos y alumnas. La presión para destruir la bondad y caer en relaciones con sumisión, violencia o desprecio está alrededor. Venga de donde venga (amistades, compañeros y compañeras habituales o puntuales en un contexto nuevo, redes sociales, series, etc.), puede tener consecuencias muy importantes en la salud de chicas y chicos. Las investigaciones al respecto están mostrando que los compañeros y compañeras que obligan a otras a tener relaciones con desprecio son más frecuentes en los ligues esporádicos que en los estables y se dan ya desde edades tempranas, en las primeras relaciones afectivosexuales.
Esta otra investigación estudió en profundidad con 41 chicas un primer paso sobre cómo identificar y eliminar la presión del grupo hacia ligues con desprecio o violencia, como un eslabón clave en la prevención para su salud. El estudio aporta evidencias sobre cómo, al visibilizar esa presión social existente, ya se posibilita su superación. ¿Por qué es tan importante? Porque la investigación está detectando cada vez más que muchos chicos y chicas, o personas adultas al narrar historias de vida, creen sentirse libres cuando ceden a esa presión. No darnos cuenta podría llevar a la reincidencia o a caer en la pérdida de sentido.
Por ejemplo, la investigación explica cómo el hecho de que el grupo de iguales valore y hable bien de los chicos que representan una masculinidad violenta es de gran importancia. Algunas chicas identifican que se sienten presionadas a que les guste o incluso a tener que ligar con chicos que en un inicio no les gustaban. Ellas narran que la presión la viven fundamentalmente de dos formas: la primera, porque les repiten constantemente que les gusta un chico, hasta tal punto que terminan cuestionando sus propios sentimientos, diciendo que sí para responder a la presión o creyendo que ese chico realmente les gusta; la segunda estrategia es elogiar a esos chicos que tratan con desprecio mostrando que son valorados, diciendo que son muy guapos, o que «ese chico triunfa mucho».
El estudio es un paso importante para visibilizar las formas en que la presión del grupo puede llevar a muchas jóvenes a tener relaciones con desprecio donde sufren múltiples formas de violencia. Se arroja luz sobre la presión social del grupo como un elemento esencial que desde la formación del profesorado, políticas educativas y personas investigadoras es importante tomar en cuenta para abordar la prevención para la salud en las relaciones afectivosexuales que pueden vivir chicas y chicos, así como en las que les rodean.