Algunas actividades relacionadas con el aprendizaje de la lectura y escritura pueden despertar dudas en adultos. ¿Cuándo empezar a leer con los niños? ¿De qué forma puedo hacerlo? ¿Los niños y niñas más pequeños deben realizar actividades relacionadas con la lectura y escritura?

Aunque algunas tendencias actuales en educación nos den mensajes contradictorios, contamos con las evidencias científicas necesarias que nos muestran el beneficio que supone el contacto con la lectura y escritura en las edades más tempranas.

Cuando estos interrogantes giran en torno a la atención de niñas y niños con alguna barrera de aprendizaje, es importante consultar las bases científicas que este artículo y otros nos aportan. El presente estudio, publicado en la revista “Journal of Autism and Developmental”, demuestra los beneficios de realizar lectura compartida con niños con TEA (trastorno del espectro autista) en etapa preescolar. El artículo Shared Book Reading Behaviors of Parents and Their Verbal Preschoolers on the Autism Spectrum” analiza las aportaciones científicas que resaltan la importancia de compartir espacios dialógicos de lectura con niños y niñas en edades tempranas; tanto con autismo como con un desarrollo normotípico.

La lectura compartida es clave para generar interacciones de calidad entre adultos y niños, a la vez que promueve el lenguaje temprano y las habilidades de alfabetización. Estas habilidades son determinantes en el posterior proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura. Este hecho es de gran relevancia en el caso de los niños y niñas con TEA, ya que suelen presentar grandes dificultades relacionadas con la comprensión del significado de los textos.

La lectura compartida en las etapas iniciales expone a la infancia a la adquisición de nuevo vocabulario, habilidades de comprensión del texto, a la atracción por los libros y sus características, a la enseñanza de letras y sonidos y la decodificación de palabras, entre otros múltiples beneficios.

Algunas investigaciones ya están explorando los perfiles en el aprendizaje de la lectura y escritura en los niños y niñas con TEA. Analizando las habilidades de alfabetización en niños con TEA en etapa previa a la escolarización, los resultados relacionan las habilidades tempranas para la lectoescritura con la capacidad posterior para reconocer palabras. Por otro lado, presentan debilidades relacionadas con el significado, que pueden suponer dificultades en la comprensión lectora.

En el estudio citado se han centrado principalmente en analizar los comportamientos en la lectura compartida (relacionados con alfabetización y significado del texto) que facilitan el lenguaje oral y las habilidades de alfabetización de niños y niñas con TEA. 

En cuanto al uso que hacen los padres del vocabulario que aparece en los libros, como por ejemplo presentar nuevas palabras, explicar su significado, relacionarlo con palabras anteriores o de su vida cotidiana… facilita la aparición de habilidades de vocabulario. Además, el uso de preguntas por parte del adulto durante la lectura compartida también potencia la adquisición y significado de vocabulario.

Un aspecto muy relevante que recoge el artículo, y que aún no había sido analizado sobre la lectura y escritura en alumnos con TEA, es la enseñanza de los elementos gramaticales de los textos. El conocimiento de esos elementos gramaticales permitirá al niño con TEA crear un modelo mental de la historia, lo que le ayudará enormemente en su comprensión del texto. 

Además se han demostrado los mismos beneficios para niños con TEA con un coeficiente intelectual más bajo. Solamente ha sido necesario un mayor uso de estrategias e interacciones con el adulto en el momento de la lectura compartida. 

Los resultados de la investigación demuestran un incremento del uso del lenguaje y de las interacciones entre los padres y niños con TEA en la realización de la lectura compartida; sobre todo cuando se utilizaron estrategias relacionadas con el significado del texto. Si los alumnos con TEA tienen más riesgo de presentar más dificultades relacionadas con el significado, deberíamos hacerles partícipes de las actividades más potentes en la comprensión de los textos, comenzando con la lectura compartida en las edades más tempranas.

Una manera de ayudar a los niños con TEA a mejorar sus habilidades en la comprensión de los textos son las tertulias literarias dialógicas (TLD). Las TLD requieren una lectura previa que se puede hacer con un adulto o familiar. Si los niños y niñas con TEA necesitan lecturas ricas en vocabulario, significado y estructuras gramaticales y, son las interacciones guiadas previas con la lectura compartida las que más les pueden beneficiar, no se me ocurre actividad de lectura más potente para ellos y ellas. 

Quizás podamos pensar que las grandes obras clásicas, utilizadas en las TLD, están fuera de su alcance o son demasiado dificultosas. Pero, como apunta el artículo, cuando hay más dificultades solamente debemos aumentar las interacciones. También podemos utilizar estrategias que nos permitan acercar los textos clásicos a los alumnos con TEA. Por ejemplo, pasar los libros clásicos a pictogramas.

[Imagen: Pixabay]
image_pdfPDF

Por Irene López

Maestra de primaria y pedagogía terapéutica. Colegio Trenc d'Alba (Jávea)