La enseñanza de la lectura ha sido, durante décadas, un tema de intenso debate que ha generado una división entre educadores y educadoras, personas investigadoras y responsables de políticas educativas. Esta controversia gira en torno a los diferentes enfoques o métodos de enseñanza de la lectura. Por un lado están los defensores y las defensoras del método fonético, que sostienen que lo primero es enseñar a decodificar, es decir, conocer la correspondencia entre las letras y los sonidos, para luego abordar unidades mayores (sílaba, palabra, oración…). Por otro lado, están quienes defienden el método global o integral, basado en la idea de que la lectura debe aprenderse en contextos reales y significativos, trabajando desde el inicio con palabras completas y frases o textos breves. Este enfoque prioriza la exposición temprana a textos ricos y variados, con un amplio vocabulario, de manera que el alumnado se centra en la comprensión y el significado en lugar de en la mecánica de la decodificación.

Sin embargo, personas expertas como Catherine Snow, destacada investigadora de la Universidad de Harvard en el campo de la adquisición de la lectura y el desarrollo del lenguaje, rechazaban ya en 1998 este dualismo simplista. En su informe para el Consejo Nacional de USA «Prevención de las dificultades de lectura en niños pequeños«, Snow planteaba nuevos retos para una investigación más fructífera. Este trabajo combina evidencia científica y recomendaciones prácticas para guiar políticas educativas y prácticas escolares. Subraya la importancia del lenguaje oral, la exposición temprana a un vocabulario rico y el papel fundamental de familias y profesorado en la preparación de la infancia para la alfabetización.

Estas son algunas ideas clave derivadas de los estudios de Snow, esenciales para una correcta adquisición de la lectura:

  1. El lenguaje oral como base para la lectura: Snow destaca que el desarrollo temprano del lenguaje oral es crucial para el aprendizaje de la lectura.
  2. Importancia de la lectura en casa: Catherine Snow subraya el papel de la familia en la adquisición de la lectura. Leer libros a los hijos e hijas, hablar sobre esas historias y plantearles preguntas reflexivas ayuda a crear conexiones entre el lenguaje hablado y el escrito. 
  3. La lectura como actividad interactiva y social: la investigadora resalta que la lectura no debe ser vista solo como una actividad individual, sino como un proceso interactivo y social que involucra el diálogo entre el lector y los textos, así como entre los lectores y sus interlocutores (familia, profesorado, alumnado, voluntariado…). 
  4. La relación entre comprensión lectora y vocabulario: Snow establece una relación directa entre la comprensión lectora y el desarrollo del vocabulario. Por ello, insiste en la adquisición de un vocabulario rico y profundo desde la infancia. 
  5. El papel del método fonético frente al método global: Catherine Snow defiende un equilibrio entre la enseñanza explícita de habilidades básicas, como la decodificación, y la exposición a actividades significativas que fomenten la comprensión y el pensamiento crítico.
  6. Apoyo a estudiantes de contextos multilingües y de bajos recursos: Snow insiste en que las escuelas deben ofrecer respuestas adecuadas ante la diversidad cultural y lingüística, estableciendo las estrategias necesarias para atender a las necesidades individuales de cada estudiante.

La enseñanza de la lectura requiere un enfoque inclusivo y equilibrado que combine habilidades fonéticas con actividades significativas y vocabulario rico. Catherine Snow desafió el dualismo entre métodos, destacando la importancia del lenguaje oral, la lectura interactiva y el aprendizaje contextualizado. Este enfoque más inclusivo permite a niños y niñas desarrollar habilidades críticas para comprender textos complejos, participar activamente en debates y construir opiniones basadas en argumentos de validez.

[Imagen: Freepik]
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Profesora en educación secundaria