La edad no es una barrera: predictores del éxito académico en estudiantes mayores
La edad avanzada es un argumento muy recurrente utilizado por toda clase de personas. Frases como «Soy demasiado mayor para empezar esto», «A mi edad ya no puedo» o «Ya es demasiado tarde para hacerlo» son comunes. Esta excusa suele tener como objetivo justificar la decisión de evitar retos que, a la larga, benefician a la persona a nivel personal, físico, mental o psicológico. Esta justificación no es una excepción cuando se trata de iniciar una actividad académica, ya sea aprender un idioma, tocar un instrumento, retomar estudios abandonados o, ¿por qué no?, comenzar una carrera universitaria.
La creencia de que la edad avanzada es un inconveniente para los estudios está muy extendida, pero realmente no tiene respaldo científico. De hecho, existen evidencias claras que demuestran que el envejecimiento no impide el rendimiento académico. Según los resultados de un estudio recogidos en el artículo Age is no barrier: predictors of academic success in older learners, publicado en la revista NPG Science of learning del grupo Nature, los factores que favorecen el éxito académico son numerosos, variados y no son estáticos; es decir, cambian a lo largo de la vida. En ningún caso podemos afirmar que la edad sea un factor limitante para alcanzar el éxito académico. De hecho, el estudio mencionado indica que los resultados de los estudiantes universitarios más maduros son mejores y más altos que los de sus compañeros más jóvenes.
Es importante destacar que uno de los predictores de éxito para estudiantes de cualquier edad y, por supuesto, también para los adultos mayores, es la participación continua en actividades cognitivas estimulantes. Si no permitimos que nuestro intelecto deje de esforzarse, la consecución del éxito será más fácil. Sin embargo, en ningún caso puede servir de excusa el no volver a ponerlo en marcha, dada la cantidad de beneficios que esto genera.
Aún más beneficioso es acompañar esta actividad intelectual con interacciones sociales, que también son un predictor de éxito en los estudios académicos para cualquier edad. Un ejemplo claro es el voluntariado, especialmente aquel que requiere interacción y diálogo social. Estas actividades, además de ser solidarias y facilitadoras del aprendizaje de todo el alumnado, tendrán un doble beneficio, ya que favorecerán también el éxito en los estudios que emprendan las personas adultas, tengan la edad que tengan.
[Imagen: Pixabay]
Maestro de Educación Primaria y Educación Física