¿Cómo influyeron en la duración y calidad de su vida tanto la acción buena que realizó en 1938-39 como su reconocimiento a partir de 1988? A pesar de los muchos estudios ya existentes, todavía es imposible saber con exactitud las causas de por qué algunas personas tienen una duración y calidad de vida muy superiores a la media; es imposible aislar las innumerables variables existentes. Quien quiera ver lo que hizo, puede hacer click en este vídeo, especialmente a partir del minuto 10:03.

Sobre lo que sí hay ya muchas evidencias científicas (provisionales, como todas) es sobre actuaciones que en muchas personas influyen negativamente (como fumar o sufrir violencia) y otras que influyen positivamente (como cuidar las relaciones basadas en la amistad y el amor). ¿Pudo influir positivamente en la vida de Winton la acción buena que realizó en 1939? ¿Pudo influir también la amistad que tuvo a partir de 1988 con casi la mitad de las personas a quienes salvó la vida cuando estaban en su infancia? Las evidencias son clarísimas en que el amor que comparten muchas parejas fomenta la duración y la calidad de la vida y la que Nicholas Winton compartió con Grete seguro que influyó muchísimo. Hay también evidencias, todavía no concluyentes, de que las acciones buenas que generan reconocimiento y amistad para siempre entre las personas que las hacen y las personas que las reciben mejoran la vida de ambas. 

El reconocimiento y las amistades que vivió Winton, a partir de que Grete le animó a no seguir manteniendo en privado lo que hizo, mejoraron su vida. Sin embargo, no siempre es así. Es importante saber que “siempre habrá quien nunca te perdonará que le hayas ayudado”; también es importante saber que hay personas a quienes los celos éticos las llevan a intentar quitar atractivo a quienes saben que hacen acciones mejores que las suyas, en lugar de disfrutar de que haya personas buenas. Esa tóxica consecuencia no deseada de algunas acciones buenas está hoy muy fomentada por mensajes en los medios, las redes sociales e incluso en los centros educativos que desprecian lo bueno como aburrido, cursi, no deseable e incluso como disfraz de lo peor, mientras que presentan lo malo como divertido, interesante, deseable y lo disculpan con expresiones como que “todo el mundo tiene de todo” o “el mundo no se divide en buenos y malos”.  

Está muy claro que las acciones que mejoran el mundo y nuestras propias vidas son las acciones buenas, y que estas se fomentan dotando de atractivo, deseo, valoración y reconocimiento a esas acciones y a quienes las protagonizan. Eso es lo que hacen quienes son suficientemente inteligentes para hacer la mejor educación, colaborando así en el mejor de los mundos posibles y mejorando y alargando así las vidas de sus estudiantes y sus propias vidas, incluyendo las de quienes comparten sus relaciones más cercanas.

[Imagen: UnsplashWikipedianytimes.com]
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Por Ramón Flecha

Catedrático Emérito de la Universidad de Barcelona. Investigador número 1 del ranking científico internacional Google Scholar en las categorías de "gender violence" y "social impact" (violencia de género e impacto social, respectivamente). Director de REVERS-ED.