La Universidad es una puerta hacia un mundo laboral más prometedor, con menos tasas de paro y mejores condiciones laborales. Es por ello que, en las últimas décadas, se ha hecho un esfuerzo global por aumentar el acceso a estudios superiores, especialmente a los colectivos vulnerables, para garantizar la igualdad de oportunidades y la reducción de las desigualdades sociales atendiendo a los ODS marcados por la Agenda 2030.
¿A quiénes nos referimos cuando hablamos de colectivos vulnerables en educación superior? A aquellas personas con menor tradición académica superior, con antecedentes migratorios o pertenecientes a minorías étnicas y a estudiantes de primera generación, sin referentes familiares universitarios o de edades más avanzadas y con responsabilidades familiares. Este alumnado ha aumentado su matriculación en la universidad; sin embargo, encuentra dificultades significativas para mantenerse con éxito y presenta mayor riesgo de abandono académico sin la obtención del título universitario.
Estudios actuales han encontrado que los factores sociales son cruciales en el rendimiento y la continuidad académica, siendo especialmente relevantes en el colectivo más vulnerable. Estos factores, que pueden contribuir al éxito de los estudios superiores o, por el contrario, al abandono de los mismos, se concretan en:
- Apoyo de la red familiar: El compromiso de la familia con la educación es clave. La motivación, el consejo y las altas expectativas son apoyos familiares relevantes en la continuación y el rendimiento académico superior.
- Capital social y familiar: El capital social del que se puede beneficiar el alumnado que deseamos que ingrese a la universidad es aquel que proviene de su familia y de su entorno más próximo y que hace referencia a la información sobre la elección de los estudios superiores o de cómo afrontar u organizar los mismos para garantizar el éxito académico, por ejemplo. Esta información es limitada en el alumnado más vulnerable, que no cuenta con antecedentes familiares universitarios ni con un contexto tradicionalmente universitario.
- Redes sociales comunitarias: La pertenencia a instituciones comunitarias, especialmente las étnicas y religiosas, proporcionan al estudiantado, también al minoritario, modelos a seguir, fomentando valores educativos como la disciplina y el esfuerzo, posibilitando conexiones e información relevante (de capital social) entre diversas personas vinculadas a esas redes comunitarias.
- Apoyo entre iguales: El apoyo entre iguales en las universidades es relevante, puesto que determina la integración y aceptación del estudiantado más vulnerable. Sentirse acogido o acogida por grupos de iguales en la institución y disfrutar de relaciones solidarias, con las que poder compartir materiales y apoyarse en el estudio de las asignaturas, refuerza el éxito en los estudios superiores.
- Apoyo del profesorado: La relación con el profesorado es fundamental para el fomento del compromiso y éxito de los y las estudiantes en la universidad. Así mismo, la creación de ambientes positivos en el aula que favorezcan relaciones positivas con iguales, especialmente con el alumnado más vulnerable, beneficia su posterior apoyo social por parte del resto del estudiantado.
Este estudio aporta información sumamente valiosa que las administraciones educativas deben considerar al desarrollar políticas de equidad en la educación superior. De igual manera, es esencial que el profesorado universitario tengamos en cuenta el impacto de todos estos factores sociales en nuestro alumnado, con el propósito de potenciar actuaciones educativas de éxito que ayuden a garantizar la máxima excelencia en la educación superior para todos y todas.
[Imagen: Freepik]
Licenciada en Pedagogía y profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia