Cuando pensamos en la comunicación entre personas tenemos claro que hay muchos aspectos que tienen relevancia. La manera en que nos hayamos socializado, el tipo de relaciones que hayamos tenido y la forma concreta de estos vínculos nos facilitará o nos dificultará la posibilidad de darnos cuenta de determinadas señales que están presentes en nuestra comunicación con otras personas.

Los actos comunicativos, es decir, todo aquello que sucede en las interacciones entre personas, no solo las palabras sino también los gestos, las miradas, el contexto en el que sucede la interacción, las intenciones de las personas, las consecuencias que pueden aparecer, tienen un papel determinante en la acción comunicativa. Así pues, las palabras pueden contener el significado explícito del mensaje que se quiere compartir, pero el resto de elementos conforman, de la misma manera, los significados implícitos: 

  • qué se pretende con ese mensaje, ponerse de acuerdo o presionar para conseguir un objetivo; 
  • mantener una posición de poder o tomar la mejor decisión posible; 
  • la verdad en los argumentos o en las intenciones o, por contra, razones enmascaradas o falsas para poder conseguir un objetivo propuesto, etc.
En la comunicación, en las interacciones, en las relaciones, solo hay dos opciones: las que se basan y tienden hacia el diálogo o las que lo hacen hacia la violencia

Si los actos comunicativos, es decir, la suma de elementos de la comunicación, son de poder, se pretende usar argumentos falsos para conseguir el objetivo, se busca la sumisión de la otra persona, se intenta presionar sobre las decisiones que se deben tomar o directamente se amenaza o se hiere la libertad de las otras personas.

Si los actos comunicativos son dialógicos, el referente que tienen las personas para dialogar es la verdad. Y estos argumentos se usan para tomar buenas decisiones o para compartir ideas o sensaciones, con el objetivo de ponerse de acuerdo, de ayudarse, para estar mejor. Además, las personas tienen en cuenta todos los ingredientes que pueden romper esta finalidad de entenderse (por ejemplo, los cargos dentro de una institución, o el nivel académico), con el objetivo de facilitar el entendimiento y romper las barreras. Por ello las personas pueden tomar decisiones en este sentido, promoviendo el diálogo igualitario, adecuando la forma de hablar a la intención última de ponerse de acuerdo con la otra persona, teniendo en cuenta el lugar en el que se habla, los gestos, las miradas.

Un principio clave que puede ayudar a clarificar cómo se da la comunicación es mediante la teoría y la investigación, haciéndonos conscientes, a través de la lectura y el diálogo, sobre lo que dice la investigación sobre este tema.

En el mundo de la educación todos estos principios resultan obviamente fundamentales para el buen desarrollo de las tareas de aprendizaje y de enseñanza, tanto para familiares como para alumnado y, evidentemente, para el profesorado. Y sabemos de sobra que esto no siempre sucede. Leer libros como el de Searle y Soler, sobre los actos comunicativos, puede ayudar a toda la comunidad a hacer conscientes detalles e ingredientes que pueden contribuir no solo a mejorar el aprendizaje y el nivel cognitivo del alumnado de cualquier edad, sino también sus relaciones personales y afectivas.

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Por Josep Maria Canal

Maestro de educación especial y primaria. Profesor de la Universidad Internacional de Valencia. Sus líneas de investigación incluyen las Actuaciones Educativas de Éxito, la inclusión educativa, las Nuevas Masculinidades Alternativas y la socialización preventiva de la violencia de género.