estudiantes felices con calificaciones, Periódico Educación

Últimamente se está hablando de un aumento generalizado de las calificaciones (más sobresalientes) en el bachillerato, tratando de analizar las causas y las consecuencias. Desde el Periódico Educación queremos dirigir el debate educativo a los principales problemas que están por solucionar: el fracaso escolar y las desigualdades sociales.

La educación debe trabajar para que todo el alumnado tenga las mejores calificaciones posibles, independientemente de los cambios en los sistemas de evaluación y calificación, porque la clave no está ahí. Todo el alumnado tiene derecho a máximos aprendizajes, también académicos, y por supuesto no podemos caer en el nefasto discurso que dice (o no lo dice, pero lo da a entender) que los hijos e hijas de las familias más vulnerables no necesitan estudios más allá de lo más básico. 

En los análisis que nos llegan a veces desde la prensa, se da mucha importancia al nivel socioeconómico y cultural (ISEC) de las familias de un centro educativo o un barrio para explicar el bajo rendimiento académico del alumnado. El ISEC se obtiene a partir de encuestas en las que se pregunta a cada familia el nivel de estudios de las personas adultas de la casa, sus oficios y el acceso a tecnologías, recursos y libros en el hogar. Sin embargo, no siempre se menciona la cantidad de casos e historias de éxito: centros educativos que han dado la vuelta a estos malos resultados solo aplicando lo que se ha probado que consigue las mayores mejoras. De hecho, las leyes de algunos países resaltan desde sus primeras páginas la importancia de seguir y tomar como modelo las historias de éxito de aquellas escuelas que más han mejorado sus resultados en los entornos más desfavorecidos. Por pocas que sean, han de inspirar el trabajo en otras muchas. 

Claro que es importante tener en cuenta el ISEC, pero precisamente para asegurar la igualdad de oportunidades de los más desfavorecidos. Eso da transparencia a la educación como elemento de transformación social y, al hacerse realidad dicha transformación, aporta la ilusión que la sociedad necesita para seguir progresando.

La clave está en qué hacemos día a día en los centros educativos y en las aulas. Si conseguimos los mejores aprendizajes, entonces sí estaremos mejorando la educación, no de una parte, sino de todo el alumnado. Y eso se verá reflejado en las calificaciones, sea cual sea la forma de evaluar y calificar.

[Imagen: iStock]

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