Vigotski es uno de los referentes más importantes hoy en día en los ámbitos de la psicología del desarrollo y la educación. Realizó la mayor parte de su obra entre 1924 y 1934, hasta que murió a causa de la tuberculosis. En ese periodo escribió cerca de 200 trabajos científicos, entre ellos sus principales libros; creó u organizó instituciones para la atención de niños con discapacidad; ejerció como docente, y desarrolló la psicología como ciencia, vinculándola con la educación.
Por sus grandes aportaciones en un tiempo tan breve, se le considera un genio, tanto hoy como en su propia época, ya que tanto Luria como otros colaboradores lo consideraban así. Era una persona con un gran conocimiento y un marcado interés humanista.
Como suele ocurrir con las personas que llegan a ser consideradas genios, creció en una familia culta, y despertó un gran interés por el conocimiento, el razonamiento y las artes. Tanto en su familia numerosa (eran ocho hermanos y hermanas), como en otros espacios en los que participó posteriormente (por ejemplo, seminarios), tomó parte desde pequeño en reuniones donde se mantenían conversaciones ricas y estimulantes de forma sistemática. Esto influyó en su visión dialéctica y en la idea de que el razonamiento se interioriza a través del diálogo social y la interacción.
En la Rusia zarista, para un judío era muy difícil acceder a la universidad. Las restricciones eran severas, y una de ellas establecía que solo podían acceder tres judíos por cada cien plazas, pero lo consiguió. Se matriculó en Medicina, aunque enseguida se cambió a Derecho en la Universidad de Moscú. Allí no existían estudios de Filosofía, Historia o Literatura, que eran los que más le interesaban y en los que siempre se había formado. Por eso, también se matriculó en la Universidad Popular Shanyavsky, una institución libre que acogía a importantes intelectuales y que, aunque no tenía reconocimiento oficial, le permitió continuar sus estudios.
Su interés era descubrir los mecanismos psicológicos relacionados con la creación literaria y las cuestiones semióticas, ya que pensaba que profundizar en esos temas era ahondar en el origen del ser humano y de la cultura. En los últimos años de su vida retomó los estudios de medicina, convencido de que los problemas de organización y desarrollo de las funciones superiores, que siempre había estudiado, podrían ayudar a replantear los problemas neurológicos.
Sus estudios universitarios y posteriores coincidieron con la época de la Revolución Soviética, y desarrolló una intensa actividad cultural vinculada con la literatura, el cine y el teatro, además de una importante labor científica. No trabajaba de forma aislada, sino mediante el diálogo y la colaboración con otros, como Luria y Leontiev, además de otros muchos autores europeos. Sus inquietudes le llevaron a participar en congresos y debates.
Aunque tenía una orientación marxista, no era dependiente de la ideología marxista, y por ello tuvo problemas en los últimos años de su vida; tras su muerte, su obra fue silenciada a partir de 1936. Pensamiento y lenguaje se volvió a publicar en 1956 y se tradujo al inglés en 1962.
Una de sus aportaciones más relevantes al ámbito educativo es la idea de que el desarrollo personal es resultado de la interacción social, es decir, que el aprendizaje precede al desarrollo, y no al revés, como se ha generalizado en nuestro sistema educativo. No hay algo dentro del niño que simplemente deba salir, y no se debe esperar a que eso ocurra como si fuera fruto de un desarrollo innato. Al contrario, el desarrollo se produce gracias al aprendizaje, a la cultura, a la interacción, y es eso lo que da lugar a lo que aparece. Aunque en Pensamiento y lenguaje contradice muchas de las ideas de Piaget en esa línea, en nuestro contexto todavía se siguen teniendo más en cuenta los planteamientos de Piaget, a pesar de estar ya superados científicamente.
La LOGSE, en nombre de un Vigotski mal interpretado, afirmaba que había que adaptarse al entorno. Sin embargo, lo que Vigotski planteaba en realidad era transformar ese entorno, sobre todo los contextos más vulnerables de la sociedad, para que puedan darse interacciones ricas, así como aprendizaje y desarrollo.
Para terminar, pueden destacarse algunas otras de las ideas que defendía: según Vigotski, adaptarse al ritmo y a las dificultades del alumnado solo sirve para dejarlos atrás; la enseñanza de la lectura, como explicaba Montessori, debe comenzar a edades tempranas para que se desarrolle cuando llegue el momento, y para que los niños puedan leer con facilidad a los 4 años; y la creatividad se desarrolla en un entorno cultural rico, basándose en las mejores obras artísticas.
Salvando las distancias, Vigotski se ha comparado con frecuencia con el músico Mozart, ya que ambos, además de haber vivido poco tiempo, mostraron una gran versatilidad y una capacidad para ver las cosas de forma abierta y desde distintas perspectivas.
[Este artículo fue publicado por primera vez en Kaiera el 26 de junio de 2020]
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Asesora de necesidades educativas especiales y coordinadora de la red de Comunidades de Aprendizaje de Euskadi