Lo que sufre el primogénito podría afectar a la salud del resto de hermanos
Este nuevo estudio publicado en The Lancet analiza los efectos de la exposición a experiencias adversas en la infancia (EAI) con un enfoque basado en la familia, más allá de lo que le sucede a la persona directa que las sufre. Sus hallazgos se suman al compendio de evidencias que refuerzan la urgencia de acabar con toda forma de violencia desde las primeras edades.
Evidencias anteriores informan que el maltrato, la desatención y los problemas domésticos tienen consecuencias perjudiciales para la salud general y mental a largo plazo, y se asocian a un mayor uso de los servicios sanitarios en la edad adulta.
Esta investigación ha encontrado que dichas experiencias negativas pueden infiltrarse en el contexto familiar y tener consecuencias también para los hermanos, que se convierten en víctimas de segundo orden. Encontraron que aunque las sufra más un niño o niña en la familia, afecta a los demás, con lo que se ve la importancia del entorno y su influencia más allá de la predisposición genética a sufrir trastornos de salud mental.
Concretamente, examinaron si estas vivencias adversas en niños primogénitos en los primeros 1000 días de vida (menos de 3 años de edad) estaban asociadas con mayores riesgos de problemas de salud mental, contactos de atención sanitaria relacionados con la salud mental e ingresos hospitalarios por todas las causas, tanto para niños primogénitos como para sus hermanos, que para niños primogénitos que no han vivido estas experiencias. Esta franja de edad representa un periodo crucial en el que se producen cambios rápidos en el desarrollo cerebral y se sientan las bases de la salud mental a lo largo de la vida.
Quizá la implicación más importante del estudio es que intervenir precozmente con madres y padres primerizos podría no solo beneficiar al hijo actual, sino tener efectos para los siguientes. Las intervenciones realizadas durante el embarazo, las dirigidas a la salud mental de los progenitores y las que abordan las habilidades de crianza podrían tener los mayores efectos en los ciclos intergeneracionales de riesgo de padecer problemas de salud mental. Además, una reducción del 10% en la prevalencia de experiencias adversas en la infancia podría suponer un ahorro de costes de más de 100 mil millones de dólares.
[Imagen: foto de Mikhail Nilov en Pexels]
Doctor por la Universitat Rovira i Virgili con una tesis sobre upstanders desde las masculinidades y la educación para erradicar la violencia de género. Graduado en Magisterio de Educación Primaria.