Medios, redes e incluso universidades atribuyen un gran nivel intelectual o teórico a individuos que no han leído los libros de los que hablan; tenerlos como referentes es una segura garantía de no lograr nivel intelectual ni tampoco conseguir fomentarlo en nuestro alumnado. Por el contrario, quienes sí forman bien a sus estudiantes a nivel teórico e intelectual son docentes que emplean uno de los dos siguientes procedimientos o ambos.
Para evitar que haya desánimos al llegar a este punto, voy a explicar primero el procedimiento más asequible. Si no queremos o no podemos leer los mejores libros de un tema, basta con que lo que comentemos en las clases, con nuestras amistades y familias lo basemos en intelectuales de verdad, en quienes sí han leído y dialogado sobre esos libros.
El segundo procedimiento es leer directamente esos libros. Si no tenemos costumbre, es posible que al principio “se nos caigan de las manos”, que no nos motiven o que no los entendamos. Por esta razón, es importante buscar foros (online o presenciales) con otras personas que también estén leyendo el mismo libro. Las interacciones y el diálogo son la fuente de la motivación y la comprensión.
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Doctora por la Universidad de Wisconsin-Madison