Obras musicales patrimonio de la humanidad para todo el mundo (1)
Con frecuencia, mientras escuchamos música junto a chicos y chicas, las personas adultas aprovechamos para compartir reflexiones sobre el contenido de canciones. Así, aprovechamos los diálogos sobre las historias y situaciones de las obras para tratar de encontrar modelos atractivos y libres de violencia, al mismo tiempo que disfrutamos de la música.
La música es un arte producido por personas con ideas, emociones y sentimientos que tratan de ser transmitidos a través de sus composiciones. Esto no es una novedad; así es y así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad. Por ello, ¿por qué no somos revolucionarios y ampliamos el horizonte musical utilizando las mejores obras de la música? Estaremos compartiendo diálogos sobre aquello que nos interesa a la vez que aprendemos y conocemos los grandes clásicos universales de la música.
Una de las obras que me permito sugerir viene de la mano de Ludwig Van Beethoven, quien escribió una única ópera, Fidelio, cuya última versión es de 1814. Es el resultado de un intenso trabajo del irrepetible compositor, quien reconoció la ayuda de numerosos colaboradores (probablemente no solo a causa de su ya más que incipiente discapacidad auditiva), sin los cuales el estreno de esta obra no habría sido posible.
Beethoven está considerado el precursor del romanticismo musical. En este estilo, ubicado entre los inicios del siglo XIX y los inicios del XX, el ser humano pasó a ser el protagonista reflejando sus propias emociones y sentimientos, que se plasman con intensidad y pasión en el texto musical. Nos encontramos ante uno de los compositores que mejor supo reflejar una nueva corriente filosófica que hacía ya décadas que se había incorporado a otras artes.
Beethoven, quien sostuvo toda su vida unos ideales humanos comprometidos con la libertad y la igualdad de las personas, eligió un texto en el que se tratan temas como el abuso de poder, la mentira, el compromiso, la defensa del inocente y, sobre todo, el amor.
Los personajes centrales de Fidelio son Leonora, la protagonista, quien persevera con valentía y audacia para conseguir la salvación y liberación de aquel a quien ama, y Florestán, su marido, claro ejemplo de personaje luchador, que en este caso está preso injustamente por denunciar las injusticias de un agresor. A su alrededor, numerosos personajes representan diferentes personalidades y acciones que nos permitirán trasladar los hechos de la ficción a nuestras propias experiencias vitales para luego compartirlas y enriquecer nuestra inteligencia cultural.
Desde un punto musical, se trata de una ópera que no solo destaca las cualidades vocales de los y las cantantes. La orquestación beethoveniana aportó nuevas visiones a la ópera en el momento en que fue estrenada.
Resulta difícil seleccionar fragmentos en obras de este nivel de excelencia, pero cabría destacar en esta ópera dos piezas que destacan por su calidad musical y que nos pueden resultar tremendamente útiles por su contenido. Una de ellas es “O welche Lust”, el famoso coro de prisioneros que canta a la libertad, y la otra es el dúo cantado por Leonora y Florestán “O namenlose Freude!” en el que los esposos enamorados celebran su reencuentro. Ambas, serían perfectas para, tras una comprensión global de la obra completa, realizar tertulias musicales en cualquier espacio de aprendizaje.
Fidelio intercala las partes musicales con el texto hablado, lo que puede facilitar el acercamiento al género operístico para personas poco habituadas a él.