Un tema que ha ocupado muchas conversaciones, planteamientos y decisiones en los centros educativos ha estado relacionado con la cantidad de recursos, tanto económicos como personales, con los que se cuenta para dar una respuesta educativa de calidad. Esta línea de pensamiento tiene varios inconvenientes, pero sobretodo dos: el primero es que no permite generar mejoras porque se fundamenta en la queja y en los aspectos negativos de la situación escolar; el segundo es que no va en sintonía con las evidencias científicas en educación.

El proyecto INCLUD-ED (2006-2011) del VI Programa Marco de investigación de la Comisión Europea identificó las actuaciones educativas que generan los mejores resultados y que son transferibles a cualquier entorno. Esta línea de investigación apareció ante la necesidad de aumentar los estándares de inclusión que se demandan y por la necesidad de clarificar las acciones dirigidas a la mejora de resultados. 

Como ejemplo, este artículo que presentamos, y que fue el más consultado y citado de la Cambridge Journal of Education de 2013, contribuyó a clarificar las conclusiones de la investigación científica, avalando las posibilidades de transformación de un centro educativo situado en un barrio con riesgo de exclusión social, con un amplio porcentaje de población gitana, mediante la implementación de las actuaciones educativas de éxito

Las claves que fundamentan estas mejoras se sustentan en la transformación de las interacciones entre los miembros de la comunidad y en los espacios de aprendizaje, así como en la participación de los familiares y de la comunidad en los procesos de decisión y evaluación del centro y en los espacios de aprendizaje de los niños y niñas de la escuela. 

La aplicación de las Actuaciones de Éxito requiere, según el artículo, la creación de entornos de diálogo que supongan la base de la interacción entre el alumnado y, también, con los miembros de la comunidad. Porque está demostrado que el alumnado aprende más y mejor cuando el aprendizaje está organizado de este modo, en diálogo con los iguales y con personas adultas.

Se demuestra que las escuelas que aplican estas actuaciones:

  • consiguen el compromiso de la comunidad en la transformación de la escuela, convirtiéndose en un lugar en el que la ilusión sustenta las interacciones;
  • transforman las interacciones del aula con la participación de los miembros de la comunidad en el aprendizaje del alumnado;
  • mejoran el aprendizaje del alumnado; obtienen mejores resultados.

Como conclusión, ante el debate que se suscita sobre los recursos que debe tener la escuela, la investigación destaca la importancia de basar la respuesta educativa y social en la evidencia científica. Para poder superar las dificultades que pueda tener el alumnado, es vital que la mirada esté puesta en la transformación, hacia las posibilidades que se pueden crear contando con la comunidad, poniendo en valor las oportunidades que ofrece la colaboración entre el profesorado, las familias y el propio alumnado, con un compromiso y un deseo claros de mejora, dejando de lado la queja. 

Los grupos interactivos, las tertulias dialógicas, la formación de familiares o la participación educativa de la comunidad permiten la creación de espacios dialógicos de aprendizaje que aportan esa mejora de los resultados académicos, pero también lo consiguen en valores y sentimientos. Es decir, la creación de un inédito viable, como decía uno de los pedagogos de mayor reconocimiento internacional, Paulo Freire, con el cual la población contribuye a la transformación educativa y social, convirtiendo las dificultades en posibilidades.

[Imagen: Unsplash]

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Por Josep Maria Canal

Maestro de educación especial y primaria. Profesor de la Universidad Internacional de Valencia. Sus líneas de investigación incluyen las Actuaciones Educativas de Éxito, la inclusión educativa, las Nuevas Masculinidades Alternativas y la socialización preventiva de la violencia de género.