Hoy, 8 de abril, se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano. Esta fecha recuerda el Primer Congreso Mundial Romaní/Gitano, celebrado en Londres en 1971, donde se estableció la bandera e himno gitano.

La bandera es verde y azul, simbolizando el cielo y el campo, con una rueda de carro roja en el centro, que simboliza la vida nómada y errante, y también la libertad. En el primer capítulo del libro Las Reivindicaciones Educativas de la Mujer Gitana, de Teresa Sordé, podemos leer cómo el pueblo gitano no ha intentado nunca dominar a ningún otro pueblo y no ha impuesto su cultura, se ha caracterizado por respetar la diversidad y la pluralidad. Por otro lado, a pesar de estar distribuidos por todo el planeta, el pueblo gitano ha mantenido su identidad, una cultura y unas tradiciones comunes que los diferencia de otros grupos con los cuales interactúa, aunque sería erróneo pensar que son un grupo homogéneo y que no presentan subgrupos en cuanto a variedades culturales, lingüísticas y de tradiciones.

No obstante, el hecho de vivir distribuidos en todo el mundo y ser un grupo minoritario en diferentes lugares ha supuesto a menudo una gran discriminación, convirtiéndolos en un grupo vulnerable. Frente a esto, la sociedad actual ofrece nuevas oportunidades de participación en espacios que hasta ahora habían sido restringidos a expertos, como Habermas explica. Son muchos los artículos que en Periódico Educación se han publicado sobre los hitos conseguidos y objetivos para cumplir relacionados en el pueblo gitano. Hoy, 8 de abril, queremos recordar lo que dice el Informe de antecedentes sobre la situación educativa de los romaníes en la UE: la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, en una encuesta realizada en 2016, mostró que las comunidades romaníes todavía enfrentan segregación y discriminación.

 

La cuestión no es si la escuela reproduce las desigualdades sociales, sino que determinados tipos de educación sí que lo hacen. Por eso soñamos y vivimos una escuela dialógica, con altas expectativas por todo el mundo, una escuela que visibilice y represente a todos y todas, sean de la etnia, sexo o procedencia que sean, una escuela que transforma la sociedad y la hace más justa e igualitaria. Por eso queremos recordar que tenemos muchas claves a nuestro alcance, especialmente, involucrando a las familias y alumnado en la escuela mediante el aprendizaje dialógico. En el caso de la participación de voluntariado gitano dentro de las aulas, no solo acelera los aprendizajes porque supone un apoyo para el maestro en el aula, sino porque dota de sentido y da diversidad a las interacciones que se generan. Además, cuando un referente gitano del barrio entra en el aula, puede motivar más al alumnado gitano que se siente representado.

Finalmente, lo que sí tenemos que hacer, si queremos hacer frente al racismo posmoderno, es no creer en rumores falsos que dicen que las etnias son causantes del éxito o del fracaso escolar, o que las familias gitanas no tienen interés por la escuela, y velar por la visibilización de la cultura gitana, enriquecerse de la diversidad, siempre con una mirada que tiene como principio fundamental la igualdad.

[Imagen: Unsplash]
image_pdfPDF
+ posts

Maestra de infantil y primaria