El debate sobre los móviles se está llevando desde pasiones encontradas que evitan la visibilidad de la ciencia al respecto. La DG Education de la CE financió la contratación de un equipo para clarificar cuáles eran evidencias científicas de impacto social sobre los “Efectos del uso de la tecnología digital en la empatía y la capacidad de atención de la infancia”. El documento está disponible gratuitamente online. A pesar de haber miembros de ese equipo que son de los principales especialistas del mundo en la materia, no se nos pidieron los resultados de nuestras propias investigaciones, sino las de todas las principales que se habían hecho sobre ese tema a nivel mundial.
Sin embargo, esa publicación no interesa a quienes buscan en el debate avalar sus propias convicciones, en lugar de mejorar la educación y la vida de la infancia y la adolescencia. Cuando consultan el documento, es solo para ver si encuentran en él algún dato o alguna frase con lo que dar apariencia científica a su postura previa. Su valoración de esta publicación depende de si creen que avala su convicción o, por el contrario, la refuta. Aunque sé que es muy difícil, me gustaría que al menos este artículo de divulgación no sea leído y dialogado desde una postura previa, sino desde el derecho a la educación y al bienestar de la juventud y de todas las personas.
La evidencia más clara es que tanto el problema como la solución no están en el instrumento, sino en su uso. Por lo tanto, los esfuerzos, los debates, las políticas, las formaciones mejoran muchísimo la situación cuando se basan en las evidencias científicas de impacto social de cómo se fomenta la motivación por el uso de las tecnologías para el bienestar de todas las personas y se evitan las adicciones y los acosos online que tanto daño están haciendo. En la actual sociedad dialógica, una de las mejores cosas que podemos hacer para quienes vienen por detrás es formarles a tiempo en ese uso excelente antes de que ya les hayan metido en las adicciones.
[Imagen: Freepik]
Catedrático Emérito de la Universidad de Barcelona. Investigador número 1 del ranking científico internacional Google Scholar en las categorías de "gender violence" y "social impact" (violencia de género e impacto social, respectivamente). Director de REVERS-ED.