Empiezan las clases también en la universidad y el inicio de curso es un buen momento para soñar y crear las relaciones que van a facilitar el contexto idóneo para el éxito académico y social del alumnado. Si lo dejamos al azar, es probable que se reproduzcan los modelos de relación en los que el discurso coercitivo sea el que domine las interacciones. Sin embargo, hay esperanza recordando lo que Bruner (1996) decía: “nada está libre de cultura, pero tampoco son los individuos espejos de la cultura”. 

Para una educación transformadora, también en las universidades, que sueñe con contextos libres de violencia, se debe ir no solo con el objetivo de compartir bien los contenidos para que lleguen a todos y todas, sino también con el objetivo de compartir una mirada y una actitud que no normalice el desprecio ni la violencia y que transmita altas expectativas en este sentido.     

Con esta mirada y actitud entré a clase y vi rápidamente actos comunicativos y no comunicativos, como risas hacia determinadas personas o comentarios cuando alguien entraba que, claramente, indicaban que las relaciones podían ser mucho más bellas. Entonces supe que había que dialogar sobre qué tipo de relaciones vamos a construir en la clase, qué normas las van a guiar, qué vamos a rechazar y cómo podemos hacerlo, porque solo en este ambiente de aprendizaje todos y todas vamos a mejorar académicamente aparte de ser mejores personas y, por ende, tener vidas más felices, más saludables y más atractivas. 

Lo “mágico” de las actuaciones de éxito es que funcionan en todos los contextos y con todas las personas. Es por ello que el club de valientes violencia 0 no tiene límite de edad. Sabiendo esto y conociendo la experiencia de compañeras que ya lo habían impulsado en las universidades, no hay barreras que bloqueen. Primero les expliqué qué es un upstander y les mostré cómo en universidades de prestigio tienen claro que existe violencia y que el bystander intervention es la actuación más efectiva. También les expliqué el club de valientes violencia 0, mostrándoles el artículo científico donde se define y se muestran sus resultados, remarcando la importancia de tener en cuenta el lenguaje del deseo unido al de la ética. Cuando pregunté por qué creían que muchas personas no actuaban ante la violencia, una estudiante dijo que, si defiendes y te quedas sola, se meten contigo. Entonces aproveché para explicarles lo que era la violencia de género aisladora, un concepto claramente necesario para acabar con la violencia. 

Estos alumnos y alumnas serán futuros maestros y maestras y pudimos hablar de la importancia de que, como futuros profesores y profesoras, se posicionen ante la violencia y promuevan este tipo de actuaciones que ayudan a tantas personas a nivel emocional y académico. Ese día no hubo risas ni burlas y sí caras de interés y pensamientos de que otro mundo es posible. Fue un primer paso en la creación de unas nuevas relaciones más bellas, sinceras y buenas. 

En un relato autobiográfico escrito, en el que debían recordar la cultura escolar que habían vivido y vincularla al tema que estábamos estudiando, un alumno ha relatado su historia, en la que la valentía impregna cada palabra y, cómo no, el apoyo de personas upstander ha sido crucial para que hoy esté en la universidad. Él sabe mucho sobre lo que se necesita para salvar vidas: amistades, relaciones de calidad y personas que te apoyen y estén a tu lado; pero todas las personas agradecemos y necesitamos que alguien que da clases lo ponga en valor y lo promueva.  

[Imagen: Freepik]
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Por Sara Carbonell

Doctora en Educación. Durante 23 años maestra de pedagogía terapéutica y educación primaria y 8 años directora del CEIP L'Escolaica. Profesora sustituta en la Universidad de Valencia.