En las escuelas hemos oído muchas veces que lo importante para poner en marcha acciones que mejoren la situación de las escuelas y el aprendizaje de los niños y niñas depende de los recursos disponibles. Oímos a menudo que hace falta aumentar esos recursos para poder dar respuesta a estas opciones.

Una de las acciones que actualmente se intentan poner en marcha y de la que oigo hablar continuamente es la codocencia, es decir, tener sesiones en las clases de infantil, primaria o secundaria en las que coincidan dos profesionales en el aula.

La clave, para poder exprimir los recursos existentes, está en cómo utilizamos esas horas de docentes y cómo se puede llevar a cabo la codocencia para que tenga impacto en las aulas y en el aprendizaje de los niños y niñas. Muchas investigaciones ya nos han concretado que lo importante no es tener dos personas adultas dentro de un aula, sino cómo actúan estas personas y para qué vamos a usar este recurso dentro del aula. 

Las evidencias son muy claras. Necesitamos personas que entren en el aula para ayudarnos a generar interacciones de calidad, es decir, para aumentar la eficacia en el trabajo a través de la solidaridad entre iguales. Todas las sesiones en las que podamos tener más personal docente en clase, pero también no docente, que esté enfocado a generar estas interacciones tendrá impacto positivo en el aprendizaje del alumnado y en sus relaciones personales. Si sacamos fuera del aula al alumnado que tiene más dificultades, pensando de buena fe que será mejor para ellos, si les cambiamos el material bajando las expectativas o si el profesorado explicamos todo el tiempo, mientras tenemos una compañera en clase, el recurso profesional pierde sentido, pierde eficacia y pierde resultados.

Podemos describir varias maneras de llevar a cabo la codocencia, teniendo siempre la mirada puesta en el tipo de grupos que organizamos, es decir, si lo hacemos de manera homogénea o heterogénea. De ello dependerá que estemos tendiendo hacia la segregación o hacia la inclusión. 

  • En primer lugar, si entra otra docente al aula, nos puede ayudar trabajando con parte del alumnado: haciendo que se ayuden entre iguales; explicando en pequeño grupo; creando diálogo entre alumnado; leyendo y dialogando sobre la lectura, con un grupo reducido,etc… 
  • En segundo lugar, se puede organizar la clase en dos grupos y que cada docente se encargue de uno de ellos, con las mismas actividades y en grupos heterogéneos
  • En tercer lugar, podemos preparar actividades individuales con una de las personas docentes, por ejemplo sobre expresión oral en conversación, pero por las que pase todo el alumnado de la clase, sin distinciones. 
  • En cuarto lugar, si tenemos la posibilidad de pedir que entren varias personas al aula al mismo tiempo podemos hacer grupos interactivos, que ya sabemos que es una actuación educativa de éxito que da los mejores resultados.

En conclusión, la codocencia que maximiza el tiempo disponible de los docentes, y que contribuye a la mejora de la convivencia y de los conocimientos académicos, es la que está pensada para aumentar la solidaridad verdadera, en grupos heterogéneos y con altas expectativas, para que nadie se quede atrás. Es una herramienta fundamental si queremos establecer en nuestros horarios de clase actuaciones que mejoren y que nos permitan a todos y a todas disfrutar del derecho a la educación del alumnado y sus familias y al trabajo con sentido y solidario entre los profesionales de la educación.

[Imagen: Freepik]

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Maestro de educación especial y primaria. Profesor de la Universidad Internacional de Valencia. Sus líneas de investigación incluyen las Actuaciones Educativas de Éxito, la inclusión educativa, las Nuevas Masculinidades Alternativas y la socialización preventiva de la violencia de género.