El concepto “aprendizaje significativo” aparece de manera recurrente en el ámbito educativo español como una idea a tener en cuenta en la organización escolar y de aula, que tiene la pretensión de adaptar la educación a las características del alumnado, pero ¿consigue la finalidad que dice perseguir?

Durante los años 60, algunas propuestas educativas estaban logrando disminuir la brecha entre el alumnado blanco y el alumnado de familias afroamericanas en Estados Unidos. En oposición a estas acciones educativas se impulsaron y financiaron teorías pseudocientíficas segregadoras como la de Althusser, que afirmaba que la escuela reproduce desigualdades, o el informe Coleman que justificaba la ineficacia en invertir recursos para los sectores más desfavorecidos.

El aprendizaje significativo de Ausubel forma parte de esta ola reaccionaria y pseudocientífica que afirmaba que lo más importante, entre todos los factores que influyen en el aprendizaje, son los conocimientos previos. De esta manera, se justificaba la segregación en base a estos conocimientos. En el artículo Aprendizaje significativo y educación segregadora, además se recogen citas donde se evidencian los prejuicios racistas de Ausubel hacia el alumnado negro, de quien destaca un “funcionamiento intelectual inferior al característico de los alumnos blancos comparables”, y hacia sus familias que, según él, “poseen escasa escolaridad y, por consiguiente, son incapaces de apreciar su valor”.

Estas teorías de Ausubel se impusieron en España con la LOGSE de 1990, convirtiéndose en referencia obligada para acceder a puestos relacionados con educación y a trabajos universitarios. La extensión de esta idea a otros grupos de inmigrantes o en situación de pobreza impulsó propuestas segregadoras como las adaptaciones curriculares o la organización del alumnado por ritmos de aprendizaje. Las personas y colectivos que impulsaron esta línea educativa, cuando no pudieron presentar ninguna evidencia científica sobre mejora de resultados, aseguraron que lo que resultaba importante eran los procesos, culpando al profesorado por no entender y por no aplicar bien estas teorías pseudocientíficas.

En este mismo periodo, ya se presentaban evidencias desde la comunidad científica sobre las mejoras educativas que estaba logrando el aprendizaje cooperativo con las escuelas aceleradoras de Levin o el programa Success for All de Slavin. Por su parte, en 1978, se presentaban también las primeras evidencias de los logros del aprendizaje dialógico y las Actuaciones Educativas de Éxito que el Dr. Flecha había iniciado con las comunidades de aprendizaje. El aprendizaje dialógico se basa en las más excelentes aportaciones de muy diversas disciplinas y de muy diversos autores que, como Mead, Vygotsky, Kandel, Freire o Flecha, afirman que el factor más influyente en el aprendizaje son las interacciones. El aprendizaje dialógico mejora la vida de todas las personas, ya que optimiza las interacciones y logra mejorar los aprendizajes en todas sus dimensiones, en todas las materias, en valores, en emociones y en sentimientos.

[Imagen: Pixabay]

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Maestro de educación primaria